Federico y Mary de Dinamarca recibieron ayer por la tarde de manos del ministro de Finanzas danés, Claus Hjort Frederiksen, las llaves de su nueva residencia, el palacete de Federico VIII, que forma parte del complejo del Palacio Real de Amalienborg (Copenhague). Los Herederos llegaron a la ceremonia oficial acompañados por sus dos hijos, los príncipes Christian e Isabella, quienes saludaron como sus padres a los numerosos curiosos presentes en el patio del reformado pabellón. Particularmente contenta se mostró la princesa Isabella al recibir un ramo de flores en versión más pequeña que el de su madre con el que paseó orgullosa durante todo el acto.
A pesar de contar ya con las llaves, la familia no tiene previsto mudarse a su nueva casa hasta Navidades, informó la Casa Real. El momento idóneo para ultimar detalles antes de la llegada al mundo de sus gemelos el próximo mes de enero, cuando necesitarán un hogar más amplio y cómodo. El palacio de Fredensborg, donde la pareja ha vivido desde que contrajo matrimonio el 14 de mayo de 2004, servirá a partir de entonces de casa de verano.
El palacete de Federico VIII ha permanecido durante varios meses abierto al público. Periodo en el que casi medio millón de personas se han acercado para contemplar los trabajos de restauración en los que han intervenido algunos de los mejores artistas daneses. Las obras se iniciaron hace cinco años. El comité de financiación del parlamento danés aprobó el comienzo de la restauración del exterior e interior del pabellón con vistas a utilizar el palacio como futura residencia de los Príncipes herederos y más adelante como Palacio Real. La renovación del edificio estaba presupuestada en 126,3 millones de coronas danesas (17 millones de euros), de los que la Casa Real aportaba tres, aunque finalmente se incrementó hasta los 225 millones (30 millones de euros), cantidad a la que la agencia estatal de la propiedad se ha ajustado.
Cada detalle de la decoración, así como los materiales escogidos, se decidieron en diálogo con los Príncipes teniendo especial consideración el proyecto original: un palacio de estilo rococó del siglo XVIII que ha sido antigua residencia de distintos miembros de la Familia Real danesa. Sus últimos inquilinos fueron los reyes Federico IX e Ingrid, abuelos del Príncipe, y desde la muerte de la Reina Madre en el año 2000 ha permanecido vacío. Federico y Mary de Dinamarca continuarán con la tradición palaciega en la que Herederos y Regentes circulan por los cuatro pabellones (Christian VII, Christian VIII, Christian IX y Federico VIII) que forman Amalienborg.