Los príncipes Federico y Mary de Dinamarca podrán mudarse en unos pocos meses a su nueva residencia en el palacete de Federico VII, incluido dentro del complejo real de Amalienborg (Copenhague), donde también residen, en otro edificio, la reina Margarita y el príncipe Henrik. Las obras de renovación del palacete, iniciadas hace cinco años, están casi finalizadas por lo que la pareja podrá disfrutar por fin de las ventajas de vivir en el centro de Copenhague tras vivir durante cinco años en el palacio de Frederiksborg, unos 40 kilómetros al norte de la capital danesa.
No será la única mejora. Los Príncipes y sus hijos, los príncipes Christian e Isabella, pasarán de tener a su disposición 1.150 metros cuadrados a 4.500 divididos en tres plantas completamente renovadas. Si uno de los planes más apetecibles cuando uno está a punto de cambiar de casa es supervisar las obras y reformas del que se convertirá en el nuevo hogar familiar, tal y como hicieran hace dos años los Herederos daneses con su hijo mayor, otro es enseñar la nueva residencia como harán también antes de su mudanza con su familia. Federico y Mary de Dinamarca enseñarán a sus conciudadanos sus nuevas dependencias con unas jornadas de puertas abiertas al público desde el 27 de febrero al 30 de mayo.
Originalmente la renovación del edificio estaba presupuestada en 126,3 millones de coronas danesas (17 millones de euros), de los que la Casa Real aportaba tres, aunque finalmente se incrementó hasta los 225 millones (30 millones de euros), cantidad a la que la Agencia Estatal de la Propiedad se ha ajustado, según BT. Del conjunto de instalaciones que estarán a disposición de los Herederos daneses destaca el jardín privado de 1.660 metros cuadrados, remodelado por completo a cargo de un arquitecto paisajista. Un proyecto de 3,6 millones (unos 500.000 euros), financiado por entero por el fondo privado Realdania, que incluye la plantación de gran cantidad de plantas, un césped de 1.300 metros cuadrados, una piscina nueva de 40 metros cuadrados y modernos bancos de granito.
Nísperos y espinos rodearán un jardín donde en verano se podrá recoger fruta fresca como manzanas y cerezas. Además habrá serbales, hortensias trepadoras, rosas de bordes azulados y jazmines de invierno. Pero lo más espectacular se producirá al comienzo de la primavera, cuando 20.000 crocos florecerán en 100 metros cuadrados formando una figura con forma de caballo en el césped. En verano la familia podrá hacer grilles en la terraza, como es tradición en Dinamarca, y en invierno admirar un hermoso árbol de Navidad adornado con luz eléctrica. Más de 200 lámparas de una exclusiva marca danesa adornarán el palacete.