Cada familia tiene sus costumbres y tradiciones. Para la Familia Real danesa, la caza es una de esas prácticas que transmiten de generación en generación. El último aficionado a este deporte es el pequeño príncipe Christian, que asistió a una nueva cacería real en la que tomó parte su padre, el príncipe Federico. Los miembros reales daneses salieron de montería, en los bosques de Grib, próximos al castillo de Fredensborg, junto a otros tantos cazadores y sus esposas, para disfrutar de una fascinante jornada de caza mayor, con corzos y gamos como principales piezas.
Momentos en familia
La cita estaba organizada por la reina Margarita, que ejerció de anfitriona. La soberana y su nuera, la princesa Mary, almorzaron con las damas, que no tomaron parte en esta cacería, y emprendieron después un paseo por los alrededores del Castillo de Fredensborg. El pequeño se unió a última hora al grupo. Se sucedieron entonces entrañables escenas del Heredero a la Corona inculcando a su primogénito la afición por este deporte tan popular entre la realeza. El Príncipe se ocupó de enseñarle a su hijo las distintas piezas obtenidas en la caza, que finalizó con un total de 43 animales abatidos. Reinó muy buen ambiente durante toda la jornada.