Las vacaciones familiares de los príncipes Federico y Mary en los Alpes suizos terminaron con una fisura en el peroné para el hijo mayor de la reina Margarita de Dinamarca. El príncipe Federico de Dinamarca fue operado ayer con éxito de una fisura en el peroné en el Hospital del Reino de Copenhague, informó hoy la Casa Real. Pese a que estaba previsto que el Heredero a la Corona danesa fuera dado de alta hoy, deberá permanecer un día más ingresado por recomendación de los médicos, según la misma fuente. Kirsten Baltzer, portavoz de la Casa Real, resaltó que no había habido ninguna complicación tras la operación, sino que simplemente los médicos consideraban más idóneo que tuviera la pierna en completo reposo un día más. Durante las seis semanas de recuperación tendrá que llevar una escayola si bien, no le obligará a alterar su agenda oficial, según ha anunciado la Casa Real, que insistió en que el Heredero a la Corona danesa cumpliría con todos sus compromisos.
[Federico de Dinamarca] se sometió a esta operación recién llegado de Miami donde ha participado en la regata Acura Miami Grand Prix, al frente de su barco Nanoq, con una protección especial en el tobillo. A Miami, viajó con su esposa, la princesa Mary, y sus dos hijos, Christian e Isabella, y es a ese viaje familiar al que corresponden las fotografías que acompañan estas líneas.
El futuro Rey de Dinamarca parece dispuesto a inculcar en sus pequeños su pasión por la navegación, una afición que le viene de familia ya que según él mismo explicó en una ocasión su abuelo Federico IX era marino. Y es que, si el año pasado tuvo que conformarse con salir en barco solo mientras la princesa Mary se quedaba cuidando de sus hijos, demasiado pequeños para subirse a una embarcación, en esta ocasión el [príncipe Federico] ha podido cumplir finalmente su deseo de navegar con su familia, lo que ha supuesto la primera salida al mar de los pequeños Christian, de tres años, e Isabella, que cumplirá dos el próximo mes de abril.
El año pasado, el hijo de los Herederos tuvo que conformarse con animar con su madre y desde el puerto a su padre mientras éste participaba en el Mundial de la especialidad. Este año se les unió la benjamina de la familia, la princesa Isabella, que siguió con vivo interés las regatas. Antes de tener oportunidad de embarcar, el príncipe Christian lloraba desconsoladamente cada vez que tenía que separarse de su padre. No es de extrañar, por tanto, que aguardase con emoción su primera salida en barco. Después de recorrer con su madre las instalaciones de Miami Beach Marina, los principitos daneses se pusieron el chaleco salvavidas dispuestos a vivir con intensidad su debut en el mar.