Alejandra, que sabe por experiencia propia que a veces el amor se rompe, no ha querido dejar cabos sueltos. Cuatro días antes de contraer matrimonio, el pasado 3 de marzo, la entonces todavía princesa Alejandra y su futuro esposo, Martin Jørgensen, firmaron un pacto prematrimonial en el que el fotógrafo renuncia a reclamar una parte de los bienes de la ahora Condesa de Frederiksborg, en caso de divorcio, según informa la revista danesa Billed-Bladet.
Si el matrimonio termina en divorcio, Alejandra no tendrá que pagarle una sola corona a Martin y podrá seguir viviendo en su lujosa villa de Hellerup, un barrio exclusivo a las afueras de Copenhague. La villa en la que pareja reside ahora fue costeada por el príncipe Joaquín, primer esposo de Alejandra. Según el acuerdo matrimonial entre el hijo menor de la reina Margarita II y la joven de origen chino, en caso de divorcio, éste estaba obligado a comprarle la vivienda que ella eligiera y a pagarle una cantidad en efectivo, proporcional al tiempo de duración del matrimonio. De acuerdo con los medios daneses, Joaquín tuvo que desembolsar más de un millón de euros para satisfacer las exigencias de su ex mujer.
"El pacto es corto y preciso. No deja ninguna duda de que Martin Jørgensen, en caso de un hipotético divorcio, permanecerá en la misma situación que cuando estaba soltero. No hay ninguna duda de lo que es de cada uno", declaró a Ulrik Grønborg, abogado experto en asuntos matrimoniales.