La emperatriz María Fedorovna, madre del último zar, ha recibido hoy sepultura en la catedral de San Pedro y San Pablo, en San Petersburgo, junto a los restos mortales de su esposo, el zar Alejandro III, como era su última voluntad. Aquel primer viaje de juventud a Rusia de la entonces princesa María Sofía Federica Dagmar de Dinamarca para contraer matrimonio con un hombre al que apenas conocía, volvió a repetirse anteayer. Desde el panteón de la catedral de Roskilde, donde descansan los restos de los soberanos daneses, emprendió rumbo a la antigua capital del imperio ruso para reunirse definitivamente con su esposo.
Con todos los honores
El navío de guerra danés Esbern Snarre llevó los restos de la Emperatriz a aguas territoriales rusas y, a continuación, un barco de la flota rusa del mar Báltico recogió el féretro y lo trasladó a Petergoff, una antigua residencia estival de los soberanos rusos, donde permaneció expuesto el sarcófago para los visitantes. Al igual que la ceremonia de despedida en Dinamarca, el recibimiento a la Emperatriz en Rusia fue conferido de toda la pompa y boato propios de su condición. Se dispararon 31 salvas de artillería a la llegada del Smolnyi; guardas reales daneses y soldados presidenciales rusos se encargaron de introducir el féretro en la iglesia de Alexander Nevsky, donde esperaban representantes de la casa Romanov, la dinastía de los últimos zares, los príncipes Federico y Mary de Dinamarca, la gobernadora de San Petersburgo, Valentina Matveenko, y el ministro de Cultura ruso, Alexander Sokolov.
Los príncipes Federico y Mary llegaron ayer a San Petersburgo para asistir hoy al reentierro de la emperatriz María de Fedorovna en la catedral de San Pedro y San Pablo. Una solemne ceremonia a la que el Heredero danés llevó un guardajoyas de plata con tierra danesa, procedente del rosal de la Emperatriz en su palacio de Hvidøre, al norte de Copenhague, para la reinhumación. Acompañaron a los Príncipes el ministro de Exteriores danés, Per Stig Møller, y Ana María y Constantino de Grecia; por parte de Reino Unido, asistieron el príncipe Michael de Kent y su esposa, ya que la hermana de la Emperatriz, Alexandra, fue Reina de Inglaterra.