Las vacaciones de la Familia Real danesa en el palacio de Gråsten no serían igual de divertidas sin la presencia de la rama griega de la familia -la reina Ana María, su esposo, el rey Constantino, sus hijos y sus nietos- en la residencia estival danesa. Pero, tampoco, sin la tradicional visita de todos ellos juntos al parque infantil de Legoland, uno de los más populares de Dinamarca, en la localidad de Billund. Allí, cada verano, ajenos a títulos y protocolo, los más pequeños disfrutan de lo lindo, y los adultos, también, como niños grandes.
A todo tren
Este año no ha sido tampoco la excepción. El reino de Legolandia contó una vez más entre sus reales visitantes con el [príncipe Joaquín], que puso fin hace dos fines de semana a su relación con Marie Cavallier, y sus hijos, los príncipes Nicolas y Félix, de siete y cuatro años respectivamente; la princesa Alexia y sus hijas mayores, Arrietta y Ana María, de cinco y tres años, que recientemente pasaron unos días de vacaciones en Lanzarote con las infantas Elena y Cristina y sus hijos, y la reina Ana María de Grecia y la princesa Benedicta (hermanas de la [reina Margarita] de Dinamarca), entre otros miembros de la familia.
La atracción estrella, que más gritos y carcajadas arrancó, fue, sin duda, el tren de Legolandia. Los niños querían viajar y los mayores no dudaron en montarse también en los vagones para seguir los juegos de los pequeños. Todos lo pasaron en grande, pero, a juzgar por las caras de euforia de las imágenes, los que más disfrutaron en este reino de la diversión fueron el príncipe Joaquín, la princesa Alexia y sus respectivos hijos, verdaderos reyes de Legolandia.