Hace unas fechas, y aprovechando que Nicolás y Félix, los dos hijos de la princesa, estaban pasando unos días con su padre en la finca que la Familia Real danesa tiene en Cahors (Francia), Alexandra y Martin Jörgensen se han ido juntos a Suiza y a Italia, país este último donde el padre del joven fotógrafo tiene una casa, por cuyos alrededores ahora se les ha podido ver paseando de la mano, intercambiando confidencias y, sin duda, hablando de sus respectivos proyectos, algunos de los cuales pudieran, acaso, compartir.
Quienes la conocen, ya empiezan a decir que Alexandra parece otra mujer. Una mujer muy distinta a la joven princesa a la que, durante el último año, se veía con la tristeza asomada siempre a su rostro cuando asistía a actos oficiales en los que protocolo obliga tenía que estar al lado de su marido, y anímicamente se les veía sin que pudieran remediarlo tremendamente distantes.
Ahora, la ex mujer del príncipe Joaquín ha vuelto a sonreír. Y los daneses están a favor de que a la joven que un día era una brillante ejecutiva en Hong-Kong, y que dejó su privilegiado trabajo y su país para convertirse en princesa de Dinamarca, se le haya cambiado el semblante de tristeza que la acompañó cuando su matrimonio y su felicidad saltaron por los aires.
La Reina:"Sé que hay algo"
Hasta el momento, tanto la Casa Real danesa como Christine Ling, secretaria particular de la princesa Alexandra, no han querido comentar ni especificar el tipo de relación que les une ni las fotografías que parecen evidenciar algo más que una amistad, según la prensa danesa.
Por su parte, la Reina Margarita, a la pregunta de un periodista, se limitó a responder lacónicamente con un "sé que hay algo", eludiendo el tema tras estas cuatro palabras y dedicándose después a alabar la ejemplar forma en que tanto su hijo el príncipe Joaquín como su nuera Alexandra han sabido llevar la ruptura y el divorcio, que se hizo efectivo la pasada primavera.