La Casa Real danesa anuncia la separación de Joaquín y Alejandra de Dinamarca
Se conocieron durante una cena entre amigos celebrada en Hong-Kong en enero de 1994 y se casaron en noviembre de 1995, bajo un fuerte temporal de nieve, en Copenhague. En vísperas de su boda, Alejandra, economista nacida en Hong- Kong (1964), declararía: "Tras conocerle, no era para mí un príncipe de Dinamarca, sino el príncipe de mis sueños". Ahora, sin embargo, cuando quedaban apenas dos meses para que la pareja celebrara su noveno aniversario de boda, los rumores de crisis matrimonial entre el príncipe Joaquín y la princesa Alejandra, se han confirmado. De hecho, la Casa Real danesa ha anunciado esta mañana, en una rueda de prensa en el Palacete Amarillo, en la Riddersalen, que los príncipes Joaquín y Alejandra no han podido superar sus desavenencias conyugales y que han iniciado los trámites de separación.
Las primeras noticias sobre su crisis comenzaron a publicarse en la prensa alemana este verano, semanas después de que los príncipes y sus dos hijos, Nicolás, de cinco años, y Félix, de dos, pasaran sus vacaciones en el castillo familiar de Cahors, Francia. Y las segundas, hablando ya abiertamente de "separación", llegaron en cuestión de días a los medios de comunicación daneses. De hecho, tanto en Ekstrabladet como en Se&HØ r se hicieron eco del rumor insistiendo en que la pareja acudía a los actos por separado, que cuando uno estaba en el país el otro no y otros detalles relevantes de sus vidas en familia. No pasó inadvertido, por ejemplo, que el príncipe Joaquín no asistiera a la sesión de fotos realizada durante el último cumpleaños de su hijo; tampoco, que éste eligiera el día en el que su esposa inauguraba una estación en la ciudad de Copenhague para fotografiarse con los dos pequeños en los campos del palacio de Schakenborg, donde residen.
La pareja, que había explicado en algunas ocasiones que viajaban solos para que al menos uno de los dos esté en casa con sus hijos, luchó una y otra vez por salvar su matrimonio. El último intento, al parecer, se produjo la semana pasada cuando los Príncipes aparecieron, de nuevo, juntos y sonrientes, con la Familia Real danesa, en un precioso pueblo de la costa danesa, Husby. La localidad donde se celebraría el pasado fin de semana la boda del conde de Wedellsborg y Pernille Poulsen, en la iglesia de esta misma localidad. Una imagen de familia que no se había vuelto a repetir desde el pasado 14 de mayo, el día en el que Dinamarca se vistió de boda.
Pero no pudo ser. "Tras muchas y muy difíciles consideraciones hemos decidido de mutuo acuerdo separarnos con intención de solicitar el divorcio más adelante", decía el comunicado de los Príncipes que el mariscal de Corte Ove Ullerup ha leído en la rueda de prensa.
En adelante, la princesa Alejandra vivirá con sus hijos en el apartamento que la pareja tiene en Amalienborg y el príncipe Joaquín se quedará en Schackenborg, pues ambos desean compartir la patria potestad de los niños. Y es que, según el acuerdo prenupcial que suscribieron antes de su matrimonio, en Frederiksborg, el 18 de noviembre de 1995, casados o divorciados, en relación a sus hijos, la princesa Alejandra debe acomodarse a lo que disponga la Reina, que no puede permitir que los niños estén en el extranjero de manera permanente. Al no tener descendencia aún los príncipes Federico y Mary, los pequeños de los príncipes Joaquín y Alejandra ocupan un lugar muy destacado en la línea sucesoria.
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Las primeras noticias sobre su crisis comenzaron a publicarse en la prensa alemana este verano, semanas después de que los príncipes y sus dos hijos, Nicolás, de cinco años, y Félix, de dos, pasaran sus vacaciones en el castillo familiar de Cahors, Francia. Y las segundas, hablando ya abiertamente de "separación", llegaron en cuestión de días a los medios de comunicación daneses. De hecho, tanto en Ekstrabladet como en Se&HØ r se hicieron eco del rumor insistiendo en que la pareja acudía a los actos por separado, que cuando uno estaba en el país el otro no y otros detalles relevantes de sus vidas en familia. No pasó inadvertido, por ejemplo, que el príncipe Joaquín no asistiera a la sesión de fotos realizada durante el último cumpleaños de su hijo; tampoco, que éste eligiera el día en el que su esposa inauguraba una estación en la ciudad de Copenhague para fotografiarse con los dos pequeños en los campos del palacio de Schakenborg, donde residen.
La pareja, que había explicado en algunas ocasiones que viajaban solos para que al menos uno de los dos esté en casa con sus hijos, luchó una y otra vez por salvar su matrimonio. El último intento, al parecer, se produjo la semana pasada cuando los Príncipes aparecieron, de nuevo, juntos y sonrientes, con la Familia Real danesa, en un precioso pueblo de la costa danesa, Husby. La localidad donde se celebraría el pasado fin de semana la boda del conde de Wedellsborg y Pernille Poulsen, en la iglesia de esta misma localidad. Una imagen de familia que no se había vuelto a repetir desde el pasado 14 de mayo, el día en el que Dinamarca se vistió de boda.
Pero no pudo ser. "Tras muchas y muy difíciles consideraciones hemos decidido de mutuo acuerdo separarnos con intención de solicitar el divorcio más adelante", decía el comunicado de los Príncipes que el mariscal de Corte Ove Ullerup ha leído en la rueda de prensa.
En adelante, la princesa Alejandra vivirá con sus hijos en el apartamento que la pareja tiene en Amalienborg y el príncipe Joaquín se quedará en Schackenborg, pues ambos desean compartir la patria potestad de los niños. Y es que, según el acuerdo prenupcial que suscribieron antes de su matrimonio, en Frederiksborg, el 18 de noviembre de 1995, casados o divorciados, en relación a sus hijos, la princesa Alejandra debe acomodarse a lo que disponga la Reina, que no puede permitir que los niños estén en el extranjero de manera permanente. Al no tener descendencia aún los príncipes Federico y Mary, los pequeños de los príncipes Joaquín y Alejandra ocupan un lugar muy destacado en la línea sucesoria.