El príncipe Federico y la princesa Mary ya son marido y mujer
Bajo los acordes de música de Handel, Mary Donaldson, sonriente y regia, hacía su entrada, a las 16:10 de la tarde, en la catedral de Nuestra Señora de Copenhague del brazo de su padre, John Donaldson, que iba vestido con kilt. En el altar la recibía, nervioso y emocionado -en algunos momentos le asomaban lágrimas a los ojos-, su futuro esposo, el [príncipe Federico], junto a su hermano y padrino de boda, el príncipe Joaquín.
Tras saludar a la reina Margarita y a su esposo, el príncipe Henrik, con una reverencia, Mary Donaldson daba un beso en cada mejilla a su prometido. A continuación, el obispo de Copenhague, Erik Norman Svendsen, encargado de oficiar la misa con asistencia de Christian Thodberg, capellán de la Familia Real, daba comienzo a la ceremonia religiosa.
Un 'Ja' sonoro y claro
El [príncipe Federico] y Mary Donaldson, sentados en dos escabeles bordados por la difunta reina Ingrid, mantuvieron en todo momento las manos entrelazadas -él jugueteando con el dedo de ella- y se prodigaron en el transcurso de la ceremonia continuas miradas de complicidad. A las 16:45, el obispo Erik Norman Svendsen se dirigió a los novios para hacerles la pregunta que todo el mundo estaba esperando. Primero al príncipe Federico si quería a Mary como esposa. Y después a ella si tomaba al Príncipe como esposo. Tras responder afirmativamente con un "Ja", claro y alto, e intercambiarse los anillos, el obispo les declaraba, ante Dios, marido y mujer.
La música, símbolo de la felicidad de los contrayentes, envolvió al templo nuevamente -notas de 'Simple prayer', interpretada por Helen Davies (arpa); Palle Milkkelborg (trompeta) y el coro de los niños de Copenhague-. La pareja, con amplias sonrisas, no dejaba de mirarse. El príncipe Federico, eufórico, parecía tranquilizarla en silencio: "No te preocupes, ya somos marido y mujer". Mary, sin embargo, no podía disimular su emoción y sus nervios -imposible no recordar en estos momentos de dicha a su madre, fallecida hace unos años debido a un ataque cardíaco-.
Damas y pajes
A continuación, irrumpía nuevamente en el interior de la iglesia la música sacra, interpretada por el coro infantil danés, cuyos cantos parecían estremecer a la imponente la figura de Cristo y el ángel del bautismo y las imágenes de los apóstoles del escultor Bertel Thorvaldsen, que decoran el templo. Uno de los más antiguos de Copenhague. En este mismo contrajeron matrimonio la reina Margarita I con Haakon de Noruega en 1363; el rey Christian I con la princesa Dorotea, en 1449, y Federico II con la princesa Sofía en 1572.
Después, las tres damas de honor de Mary, sus dos hermanas, Jane Alison Stephens y Patricia Anne Bailey, y su amiga Amber Petty, se dirigieron al altar para ayudar a la novia con la cola. La ceremonia había concluido. A los acordes del "Amen", de la "Misa del Papa Marcelo", de Palestrina, "Marcellus Mass", de mediados de 1500, los novios, acompañados por las damitas -hijas de las hermanas de Mary, Erin Stephens, 8 años, y Kate Stephens, 6 años, hijas de Jane, y Madisson, de 8 años, de Patricia- y los pajes -Nicolás, hijo de la princesa Alexandra y el príncipe Joaquín, y el conde Friedrich Richard Oscar Jefferson von Pfeil und Klein-Ellguth, de 4 años, hijo del conde Jefferson von Pfeil und Klein-Ellguth y la princesa Alexandra zu Sayn-Wittgenstein-Berleburg-, abandonaban la catedral. A su salida de la iglesia, Dinamarca estalló en vítores, felicitaciones, redobles de campanas...
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Tras saludar a la reina Margarita y a su esposo, el príncipe Henrik, con una reverencia, Mary Donaldson daba un beso en cada mejilla a su prometido. A continuación, el obispo de Copenhague, Erik Norman Svendsen, encargado de oficiar la misa con asistencia de Christian Thodberg, capellán de la Familia Real, daba comienzo a la ceremonia religiosa.
Un 'Ja' sonoro y claro
El [príncipe Federico] y Mary Donaldson, sentados en dos escabeles bordados por la difunta reina Ingrid, mantuvieron en todo momento las manos entrelazadas -él jugueteando con el dedo de ella- y se prodigaron en el transcurso de la ceremonia continuas miradas de complicidad. A las 16:45, el obispo Erik Norman Svendsen se dirigió a los novios para hacerles la pregunta que todo el mundo estaba esperando. Primero al príncipe Federico si quería a Mary como esposa. Y después a ella si tomaba al Príncipe como esposo. Tras responder afirmativamente con un "Ja", claro y alto, e intercambiarse los anillos, el obispo les declaraba, ante Dios, marido y mujer.
La música, símbolo de la felicidad de los contrayentes, envolvió al templo nuevamente -notas de 'Simple prayer', interpretada por Helen Davies (arpa); Palle Milkkelborg (trompeta) y el coro de los niños de Copenhague-. La pareja, con amplias sonrisas, no dejaba de mirarse. El príncipe Federico, eufórico, parecía tranquilizarla en silencio: "No te preocupes, ya somos marido y mujer". Mary, sin embargo, no podía disimular su emoción y sus nervios -imposible no recordar en estos momentos de dicha a su madre, fallecida hace unos años debido a un ataque cardíaco-.
Damas y pajes
A continuación, irrumpía nuevamente en el interior de la iglesia la música sacra, interpretada por el coro infantil danés, cuyos cantos parecían estremecer a la imponente la figura de Cristo y el ángel del bautismo y las imágenes de los apóstoles del escultor Bertel Thorvaldsen, que decoran el templo. Uno de los más antiguos de Copenhague. En este mismo contrajeron matrimonio la reina Margarita I con Haakon de Noruega en 1363; el rey Christian I con la princesa Dorotea, en 1449, y Federico II con la princesa Sofía en 1572.
Después, las tres damas de honor de Mary, sus dos hermanas, Jane Alison Stephens y Patricia Anne Bailey, y su amiga Amber Petty, se dirigieron al altar para ayudar a la novia con la cola. La ceremonia había concluido. A los acordes del "Amen", de la "Misa del Papa Marcelo", de Palestrina, "Marcellus Mass", de mediados de 1500, los novios, acompañados por las damitas -hijas de las hermanas de Mary, Erin Stephens, 8 años, y Kate Stephens, 6 años, hijas de Jane, y Madisson, de 8 años, de Patricia- y los pajes -Nicolás, hijo de la princesa Alexandra y el príncipe Joaquín, y el conde Friedrich Richard Oscar Jefferson von Pfeil und Klein-Ellguth, de 4 años, hijo del conde Jefferson von Pfeil und Klein-Ellguth y la princesa Alexandra zu Sayn-Wittgenstein-Berleburg-, abandonaban la catedral. A su salida de la iglesia, Dinamarca estalló en vítores, felicitaciones, redobles de campanas...