Del palacio Zurbano de Madrid a ser reina de los Belgas
Fue la cuarta de los siete hijos del Marqués de Casa Riera y Conde de Mora y de la Marquesa de Casa Torres y el 15 de diciembre de 1960 quedaba escrito su destino
Fabiola Fernanda María-de-las-Victorias Antonia Adelaida de Mora y Aragón, nació en Madrid en 1928, en el palacio de Zurbano, donde a día de hoy una placa conmemorativa recuerda que allí nació y vivió la que estaba destinada a ser reina de los Belgas.
Fue la cuarta de los siete hijos del Marqués de Casa Riera y Conde de Mora y de la Marquesa de Casa Torres. La reina Fabiola fue una buena estudiante y, desde su infancia, muy religiosa, hasta el punto de que en su juventud sopesó la idea de ingresar en un convento. Sin embargo, al enamorarse del rey Balduino de los belgas, quinto Soberano de la historia del país, desechó este proyecto. Su hermano menor, Jaime, en cambio, fue un destacado protagonista de la llamada 'jet-set' marbellí.
Sería el obispo auxiliar Leo Suenens, quien después se convertiría en arzobispo de la archidiócesis de Malinas-Bruselas, el que casara al rey Balduino y Fabiola el 15 de diciembre de 1960, en la Catedral de San Miguel de Bruselas. Hay varias versiones que explican cómo se conocieron Balduino y Fabiola. Aunque se desconoce cuál es la verdadera, la más aceptada es que el Rey y la joven aristócrata española se habían encontrado gracias a la intervención de la monja irlandesa Veronica O'Brien, consejera del Rey, y quien estaba convencida de la idoneidad de Fabiola de Mora y Aragón como Soberana.
El matrimonio de la reina Fabiola, pese al profundo amor que existía entre los cónyuges, estuvo marcado por una serie de abortos, que minaron el carácter de la Reina. En 1961 se produjo el primero y un año después el segundo, ras el cual, la Reina decidió consultar con diversos especialistas en todo el mundo. Tras tres abortos más, los médicos recomendaron a los Reyes cejar en su empeño de ser padres, habida cuenta de los riesgos que se presentaban para la Reina.
Los Reyes jamás hablaron públicamente sobre el dolor que les ocasionó la falta de descendencia, si bien el hecho de que ambos siempre estuvieran involucrados en proyectos de apoyo a la infancia delata el anhelo por la paternidad de ambos. La reina Fabiola, de hecho, llegó a publicar un libro con cuentos infantiles titulado Los maravillosos doce cuentos de hadas de la reina Fabiola.
Una vez que la descendencia de los Reyes estaba descartada, éstos se volcaron en la educación de sus sobrinos, especialmente del mayor, el príncipe Felipe. La relación del actual Rey con sus tíos fue siempre muy cercana, así como la de la princesa Astrid y el príncipe Laurent.
La reina Fabiola no se mantuvo en un segundo plano durante el reinado de su marido, sino que se implicó en innumerables causas, sobre todo las relacionadas con los niños y las personas marginadas. La Reina tuvo además cargos de honor en diferentes organizaciones, como la Unicef, la Fundación Rey Balduino y la Damiaanactie. Igualmente, la Soberana fue una mujer apasionada por la cultura, como atestiguan sus esfuerzos por convertir el Concurso Musical Internacional Reina Elisabeth en un certamen puntero de la música culta o su labor en la promoción del Día Mundial de la Poesía.