El futuro de la Corona belga comienza a escribirse. La reina Matilde y la princesa heredera Elisabeth asistieron el pasado sábado a la final del concurso de ballet Genée International que se celebró en el edificio de la ópera de Amberes. Se trata de una competición anual que organiza la Academia Real de Danza de Londres.
Madre e hija fueron recibidas a su llegada con un ramo de flores cada una. Después, presenciaron la final de ballet y felicitaron a los participantes. Jóvenes bailarinas de todo el mundo pugnan por las medallas de oro, plata y bronce, así como el premio del público y al galardón a la mejor coreografía. El concurso Genée International, con 83 ediciones a sus espaldas, sirve además como trampolín para darse a conocer en la escena internacional de la danza profesional. Este año es la primera vez que se organiza en Bélgica y han participado 57 bailarinas, provenientes de 11 países. La neozelandesa Vida Polakov se proclamó la ganadora.
Pese a que la asistencia de la princesa Elisabeth no estaba prevista en primera instancia, su presencia acompañando a su madre no sorprendió a los medios de comunicación situados a las puertas del teatro, ya que es de sobra conocida la gran afición de la Heredera a la danza y a la música. Pero lo cierto es que la joven Princesa, Heredera al Trono que ocupa su padre desde julio de 2013, ha comenzado a ejercer su papel oficial en ocasionales actos y, aunque seguirá siendo muy limitado hasta que cumpla la mayoría de edad, poco a poco va ganando mayor protagonismo en la vida pública de Bélgica.
Algún día será su Reina como hoy lo es su madre, Matilde de los belgas, que es su mejor maestra y le enseña todo lo que sabe. La princesa Elisabeth, de 12 años, ha dado muestra siempre del dominio protocolario, de la dulzura y del estilo de la soberana como puede apreciarse en estas imágenes. Llegado el momento será la princesa Leonor quien protagonice unas fotografías similares.
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