El juicio en el que Delphine Boël, la supuesta hija ilegítima del rey Alberto II de los belgas, quiere demostrar su parentesco, comenzó este martes en un tribunal de Bruselas con la ausencia del antiguo jefe del Estado, quien abdicó del trono el pasado año. Delphine Boël sí estuvo presente en los alegatos iniciales del proceso que ha iniciado para que Alberto II la reconozca como hija, informó la agencia Belga, que destacó que la demandante llegó "discretamente" a la sala de audiencias del Tribunal Civil de Bruselas para escuchar los debates. Boël no hizo comentario alguno a su llegada, aunque sí habló Guy Hiernaux, uno de los abogados del rey Alberto para señalar que se sentía "confiado", según recoge el diario francófono Le Soir.
La demandante inició en 2013 en el Tribunal de Primera Instancia de la capital belga un proceso para poner en duda que Jacques Boël, su padre legal, fuera en realidad su padre biológico, y para que Alberto II reconociera su paternidad. De ese modo instó al monarca, que ya no goza de inmunidad real tras su abdicación en julio de 2013, a someterse a un test de ADN. En paralelo, Jacques Boël anunció la semana pasada que, tras someterse a una prueba genética, efectivamente no es el padre biológico de Delphine.
"El señor Boël ha considerado que también había llegado el momento para él de conocer la verdad. Por esa razón, aceptó someterse a un test de ADN y este test ha revelado que el señor Boël no es el padre de Delphine", señaló entonces a la cadena pública RTBF la abogada del padre legal, Théodora Baum.
En el proceso judicial que se ha iniciado, el tribunal podría solicitar una prueba de ADN al rey Alberto pero éste tendría el derecho a negarse a realizarla. Un juez puede considerar que rechazar someterse a un test genético es una "presunción de paternidad", aunque eso dependerá de su apreciación, según la RTBF.
Le Soir señala que, en el que caso de que se probara la paternidad de Alberto II, Delphine no entraría en la línea sucesoria al trono, no sería princesa y no llevaría el nombre "de Bélgica", aunque sí pasaría a ser heredera del monarca (dejaría de serlo de su actual padre legal).
"Después de todos estos años, todavía me enfrento a un muro de incomprensión", dijo Delphine Boël en una entrevista concedida a la cadena flamenca VTM a principios de mes, en la que habló de los periodos más sombríos de su vida, su familia, sus hijos y su arte, disciplina a la que se dedica profesionalmente. Según ha explicado Boël, su condición de "hija oculta del rey" ha hecho que figurase en la lista negra de "World-Check", una base de datos de personas políticamente expuestas, personas y organizaciones con más riesgos, que se emplea para ayudar a identificar y gestionar riesgos financieros, reguladores y de reputación. La artista belga experimentaría serios problemas financieros en el desarrollo de su actividad en el extranjero y ésa es una de las principales razones que invoca para justificar su solicitud de reconocimiento de la paternidad, según la cadena RTL.
Alberto II nunca ha reconocido la paternidad de Boël, nacida en 1968 y supuestamente fruto de una relación del rey con la baronesa Sybille Selys de Longchamps. Su existencia salió a la luz en 1999 como consecuencia de la publicación de una biografía no autorizada de la reina Paola. Selys de Longchamps ha apoyado las demandas de su hija y ha detallado la relación que asegura mantuvo durante años con el rey, que por su parte estuvo a punto de divorciarse de su esposa en dos ocasiones, en 1969 y 1976.
Los reyes Alberto y Paola de Bélgica, que conservan ese título después de la abdicación, son padres del actual rey de los belgas, Felipe, de 54 años, así como de los príncipes Astrid, de 52, y Lorenzo, de 50.