No es que la apretada agenda de Felipe de Bélgica le obligue a ir corriendo a todos lados, que seguro que también, sino que el Heredero se echó literalmente a la carrera. Y es que participó ayer junto a un total de 37.000 corredores de 122 países en la popular Maratón de Bruselas y concluyó con éxito los 20 kilómetros de la prueba. El príncipe Felipe se enfundó una camiseta de color rojo, pantalones de color negro y unas deportivas. A la completa equipación, con dorsal número 37395, se unieron los buenos resultados: hizo un tiempo de una hora y cincuenta y cinco minutos, a una velocidad media de algo más de diez kilómetros por hora. De este modo el Príncipe, que corrió acompañado de dos guardaespaldas, acabó en el puesto 17.347 de la clasificación final, por encima de más de 20.000 participantes.
El keniata Peter Wanshiru ganó esta 34ª edición con un tiempo por debajo de la hora. La carrera no estuvo exenta de dramatismo ya que las bajas temperaturas de estos días en la capital europea unida a la dureza del trayecto provocaron que la Cruz Roja tuviera que intervenir en más de 200 ocasiones.
Según el entrenador del Príncipe, que forma parte del club de corredores Grimbergen, en declaraciones al diario Het Laatste Nieuws, el Heredero "supo dosificar sus fuerzas perfectamente". "En los últimos meses hemos entrenado al menos tres veces por semana, y eso que a veces no era fácil encontrar tiempo. Pero el Príncipe estaba convencido de querer correr. El hecho de que una persona de más de 50 años haya hecho 20 kilómetros en menos de dos horas indica que está en plena forma", concluyó el entrenador. El Heredero, que estuvo acompañado y arropado durante los veinte kilómetros de la prueba por su esposa y sus cuatro hijos, recibió al cruzar la meta una medalla en reconocimiento a su participación y sendos abrazos de la princesa Matilde y de los niños, las princesas Elisabeth y Eleonore y los príncipes Gabriel y Emmanuel. No hay esfuerzo sin una dulce recompensa.