¿Quién no ha tenido alguna vez un vecino ruidoso? Que las horas de descanso se vean interrumpidas por los ruidos de alguna persona del vecindario es algo muy común, pero que el ruidoso es cuestión sea un Príncipe Heredero es algo que sólo le pasa a los habitantes de los municipios cercanos a la residencia que tiene Felipe de Bélgica en Bruselas.
Son muchas las quejas que ha habido por la afición del Heredero por la aviación, ya que, según el periódico belga El interés de Limburgo, tiene la costumbre de realizar vuelos recreativos en helicóptero y en muchas ocasiones puede llegar a sobrevolar la misma zona diez veces en una sola mañana, haciendo imposible el descanso con el ensordecedor ruido de estos aparatos.
Además, aunque intente pasar desapercibido los vecinos reconocen su helicóptero porque su matrícula es inconfundible: OO-PFB, las iniciales de Príncipe Felipe de Bélgica. El hijo mayor de los Reyes belgas, que ahora se ha cambiado el ‘look’ y, al igual que el Rey de España y el Príncipe de Asturias se ha dejado barba, es sin duda un príncipe de altos vuelos. Su pasión por surcar los cielos le viene de tiempo atrás y hace años se formó como piloto de combate.
Y mientras el príncipe Felipe de Bélgica se dedica a dar paseos en helicóptero por el vecindario, además de atender junto a su esposa, Matilde de Bélgica, todos los compromisos oficiales de sus agendas, sus tres hijos mayores, Elisabeth de ocho años, Gabriel, de seis, y Emmanuel, de cuatro, ya han vuelto al colegio. La única de la familia que todavía no va a la escuela es la pequeña Eleonor, que tiene poco más de un año.