Española de nacimiento (Madrid 1928), hija de don Gonzalo de Mora y Fernández (segundo conde de Mora y cuarto marqués de Casa Riera), reina de los Belgas (tras su matrimonio con Balduino, en 1960), reina viuda desde 1993, cuando el Soberano deja de existir mientras contempla el mar Mediterráneo en Villa Astrida, Motril (Granada; la villa en la que siempre pasaban sus vacaciones de verano); y, desde siempre, dama de corazón y compromiso con los desheredados del mundo... Aquellos a los que dedicó, junto a Balduino, treinta años de su vida. Miles de desahuciados -niños desheredados, mujeres marginadas, enfermos de sida, ex prostitutas, exdelincuentes- a los que jamás ha renunciado a ayudar por muy terrible que haya sido haberse quedado sola.
La ceremonia con la que quiso honrar a su esposo
Prueba de ello es que, después de la muerte del Rey, habiendo podido regresar a España o haber vivido a caballo entre los dos países no lo hizo a pesar de que su decisión implicara tener que abandonar Laeken, el palacio donde ella y su esposo vivieron durante 33 años. Una decisión respaldada por la profunda fe que alimenta su existencia diaria ya que no hay fecha alguna en el calendario en la que ésta no esté comprometida con alguna buena causa... Ya sea a través de la Fundación Rey Balduino... ya sea a través de la suya propia o de cualquier otro organismo benéfico, la Reina viuda vive exclusivamente para hacer el bien... y ahora, también, desde hace unos meses, encargándose personalmente de ultimar los preparativos con los que ayer rindió honores a su esposo, el Rey. Un hombre bueno - el rey "pastor", modelo en todo lo que hizo- donde los haya habido para el que la Soberana no ha pedido, tal y como se dicho, al Vaticano, la beatificación.
Los dos milagros del rey
No lo ha hecho la Reina, aunque probablemente podría encargarse de hacerlo en un futuro próximo, la diócesis de Granada al no existir, después de diez años de su muerte, una respuesta de la Iglesia de Bruselas. Un arzobispado, el de Malina que, a pesar de haber recibido millares de peticiones para la beatificación del Rey, no ha puesto en marcha el proceso de beatificación. Una causa que ha de ser emprendida antes o después ya que la fama de Santidad del Rey, extendida ya por todos los rincones del planeta, - son muchas las personas que peregrinan hasta la catedral de Laeken para visitar su tumba- se une la petición de miles de personas que piden a la Iglesia reconozca dos milagros suyos.