Novios:Príncipe Laurent. Espontáneo y sin complejos, la persona más sencilla del mundo (sin guardaespaldas, sin chófer...), con un sentido del humor afinadísimo. Claire Coombs. Dulce, anónima, discreta, celosa de su intimidad, trabajadora, católica... Él, Príncipe de las manos verdes, como le llaman, trabaja en la gestión sostenible de los recursos naturales y la promoción de las tecnologías limpias y está al frente de la lucha contra la experimentación animal en laboratorios. Ella, una belga europea, se ha titulado en geometría inmobiliaria y es socia del gabinete Brone y Oldenhove, donde, al parecer, seguirá trabajando después de su boda.
Fiestas prenupciales: Un total de 1.500 personas invitadas participarán de las fiestas nupciales que la pareja han organizado con todo detalle. Especialmente, los dos actos prenupciales del próximo 11 de abril, la víspera a su boda: Concierto en el Palacio de Bellas Artes (la Orquesta Nacional, cuya presidencia de honor la ostenta el novio, interpretará entre otras obras algunos fragmentos de Romeo y Julieta, Prokofiev) y la gran recepción, con baile y programa musical de tintes románticos, en el Palacio Real.
Primer sí quiero: La novia abandonará, antes de las 10 de la mañana, el Palacio Real para dirigirse del brazo de su padre, Nicolas Coombs, al Ayuntamiento de la ciudad, en el mismo corazón de la Grand Place de Bruselas, donde la esperará su futuro esposo y el burgomaestre de la ciudad encargado de convertirles en marido y mujer. Un acto sencillo que será seguido de inmediato por una segunda ceremonia en la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula. Tras la ceremonia, la pareja saldrá al balcón de la Gran Place para saludar a sus conciudadanos allí congregados.