Desde que el príncipe Andrés y Sarah Ferguson se divorciasen en 1996, la duquesa de York y su exsuegro, el duque de Edimburgo, se han estado evitando. Los actos en los que han coincidido en los últimos 22 años se pueden contar con los dedos de una mano y, en ninguno de ellos, ha existido una fotografía de ambos juntos. Sin embargo, la boda del próximo 12 de octubre entre Eugenia de York y Jack Brooksbank hará realidad esta instantánea que los ingleses llevan esperando años.
Es más que conocido que la relación entre el marido de la reina Isabel II y Fergie es fría y distante, de hecho, se dice que no han intercambiado una sola palabra desde que ella y su hijo Andrés se separaran, pero el amor que el príncipe Felipe siente hacia su nieta ha hecho que todo cambie. "Su Majestad y el Duque estarán en las fotografías oficiales, tal como estuvieron en la de sus otros nietos, Peter y Zara Phillips, el príncipe Guillermo y el príncipe Harry. El duque de Edimburgo quiere a su nieta y desea que su gran día sea tan especial como el de sus primos", revelaba una fuente real al Daily Mail.
La instantánea marcará un antes y un después, ya que hace 26 años que no se les fotografía juntos. Las desaveniencias entre ambos comenzaron en 1992, cuando la todavía mujer del Príncipe Andrés fue vista en actitud íntima con John Bryan, al que definió como su asesor financiero. Esa no era la primera relación que trascendía de la Duquesa, por lo que aquellas imágenes que recorrieron el mundo hicieron trizas la relación con sus suegros y en particular con el príncipe Felipe, que al parecer no quiso volver a coincidir con ella a pesar de que se dice que a su llegada a palacio la habría considerado su nuera favorita.
En años sucesivos existieron otros hechos que tampoco ayudaron a que las heridas cicatrizasen. En 2010, el medio News of the World publicaba un vídeo en el que la duquesa de York aceptaba un maletín con 32.000 euros como anticipo de los 575.000 euros que ella solicitaba a un periodista que se hacía pasar por empresario a cambio de que ella le consiguiese una cita con su exmarido, el príncipe Andrés, que es Representante Especial para el Comercio y las Inversiones de Reino Unido. Un escándalo por el que Sarah Ferguson pidió perdón públicamente, aunque eso no le bastó para formar parte en la lista de invitados de la boda de los Duques de Cambridge, que se produjo un año después.
A pesar de esos problemas, en los últimos meses, se ha hecho el ejercicio de normalizar la presencia de Sarah Ferguson entre los Windsor, muestra de ello fue su asistencia a la boda de los duques de Sussex. Días después del enlace, la duquesa de York acudía junto a su hija Beatriz a las carreras de Ascot, una jornada en la que estuvo con la Reina de Inglaterra, con la que mostró una gran sintonía.
La misma que mantiene con su exmarido, pues si de algo pueden presumir Sarah Ferguson y el príncipe Andrés es de ser los divorciados ideales. La pareja ha mantenido una excelente amistad después de la ruptura, hasta el punto de comprar juntos un chalet en Suiza para sus vacaciones y de compartir residencia oficial.