El pequeño Heredero de Bután ya sabe que como en los brazos de mamá en ningún sitio
El Príncipe Dragón, el alma del país más feliz del mundo, protagoniza junto a los Reyes la preciosa foto del mes de mayo del calendario oficial en conmemoración de su bautismo
El pequeño Heredero de Bután tiene gran saber. A su año y tres meses, ya conoce algunas nociones de realeza. No había cumplido siquiera el año, cuando en diciembre de 2016 salió de palacio para celebrar por primera vez el Día Nacional, la fiesta grande del país más feliz del mundo. Ocasión que, con ojos nuevos (los de un bebé de diez meses) y vestimentas tradicionales (los ricos atuendos oficiales de seda), festejó, entre ritos y palmas, en la compañía de sus padres, los Reyes, en el histórico distrito de Trongsa junto a varios miles de personas de este y de otros distritos centrales butaneses.
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Pero el Príncipe Dragón, el alma de Bután, domina también las primeras lecciones de la vida y ya es plenamente consciente de que como en los brazos de mamá no se está en ningún sitio, al menos eso dio a entender con su pose en la preciosa foto del mes de mayo de este año del calendario oficial del reino, en la que aparece junto a sus padres en recuerdo de su bautismo: “El año pasado en Zhabdrung Kuchoe (aniversario de la muerte del primer líder que unificó Bután como Estado nación), Su Alteza Real el Gyalsey recibió el nombre Jigme Namgyal Wangchuck. Nuestro calendario de mayo conmemora este especial acontecimiento, con esta fotografía de Sus Majestades y Su Alteza el Gyalsey, tomadas recientemente en Tashichhodzong. Zhabdrung Kuchoe cae este año el 5 de mayo”, informa el perfil oficial de la reina Jetsun Pema en Facebook.
Ni los augustos Reyes ni todo el color de la felicidad de Bután tienen nada que hacer cuando comparten plano con el pequeño Príncipe, que se proclama protagonista absoluto de la imagen. Y menos cuando la instantánea en cuestión es una como ésta en la que el niño se sale de la foto con el más tierno abrazo a mamá, que posa en cuclillas mirando a cámara, mientras papá, agachado también, se complace observando a su hijo, “al hijo de todos los butaneses”. Volvemos a contemplar la escena y volvemos a deleitarnos: los brazos de una madre no imponen, aunque ésta sea Reina.