El príncipe Dimitri de Yugoslavia ha sido desde pequeño un apasionado de las joyas. Tras graduarse en 1984 de derecho se mudó a Nueva York, donde vive desde hace más de 30 años y donde creó su empresa de joyería "Prince Dimitri". "He nacido con una pasión por las joyas. Ya desde pequeño miraba las joyas de mis abuelas y mi madre", así explica el príncipe su vocación por las joyas.
Habla del glamour de sus joyas y también del glamour que estas le dan a las mujeres, ya que no es solo la pieza sino que "llevarla obliga a la mujer a moverse de una forma más lenta y delicada", lo que también le "permite a la mujer disfrutar más del aquí y el ahora".
Además de las joyas, Dimitri también dedica su tiempo a causas benéficas como la fundación "Casita María", que ayuda a los niños más desfavorecidos del Bronx. "En la escula tenemos a más de 1000 niños que sacamos de la calle y les damos estudios". Un hombre sencillo y bondadoso que aprendió estas costumbres de su madre.