La jequesa Mozah Bint Nasser reapareció estos días en público para visitar dos campamentos de refugiados sirios en Gaziantep, en el sur de Turquía, como presidenta de la iniciativa “Education Above All”. Acompañada por la primera dama de Turquía, Emine Erdogan, recorrió los terrenos que albergan a más de 16.000 refugiados sirios, evaluando las instalaciones y las condiciones educativas para los niños y los maestros en estos campamentos.
La ex primera dama prestó su apoyo a través de su programa “Educar a un niño”, que tiene el objetivo de llevar la educación primaria a 61 millones de niños de todo el mundo, para asegurar una formación de calidad para los refugiados más pequeños.
Desde que su marido, el emir Hamad bin Jalifa al Zani, traspasara en junio de 2013, en un gesto insólito, el poder a su hijo Tamim bin Hamad al Thani, apuntado que, a partir de ahora, ocupará “otra posición para servir a la nación y al pueblo”, su mujer Mozah, madre de siete hijos, ha dejado a un lado su papel de primera dama, pero no se ha olvidado de su labor solidaria, como ha demostrado con esta visita y con las diversas causas con las que colabora. Una mujer, sin lugar a dudas, modelo de solidaridad que esconde un gran corazón tras su arrebatadora belleza, por la que ha conseguido apodos como princesa Grace del mundo árabe.
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