Japón ha vivido con emoción este fin de semana la boda de la princesa Noriko, sobrina del emperador Akihito e hija de los príncipes Hisako y Tamako. Hacía nueve años que en la Casa Imperial no se celebraba una boda de ninguno de sus miembros desde que en 2005 se celebrase el matrimonio de la princesa Sayako, única hija del Emperador. A pesar de ser una ceremonia privada, en la que Noriko ha perdido todos sus privilegios reales y su condición de Princesa imperial, los diferentes actos nupciales han contado con el boato y la solemnidad de la corte y de los ritos sintoístas.
La princesa Noriko se ha casado con su prometido Kunimaro Senge, hijo de un sacerdote del santuario sintoísta en Izumo. La bella joven, de 26 años, y Kunimaro Senge, de 41, se conocieron en 2007 cuando la princesa visitaba el santuario en el que ejercía el padre de su prometido, a quien Noriko define como "tranquilo y sincero". La familia del novio tenía una excelente y amistosa relación con el padre de la novia, el príncipe Tamako, fallecido en 2002 mientras jugaba un partido de squash.
Los fastos de la boda se iniciaron el pasado jueves cuando Noriko protagonizó en Palacio la ceremonia de despedida de los dioses de sus antepasados imperiales. Posteriormente la Princesa fue recibida por los emperadores Akihito y Michiko en la sala Matsu No Ma del palacio imperial en un solemne acto en el que Noriko mostró su gratitud a su tío y recibió la bendición de éste."Es con la más profunda humildad que deseo expresar mi gratitud por la forma en que me has guiado con tanta benevolencia todos estos años hasta hoy", dijo Noriko. “Te felicito por tu matrimonio. Me gustaría que ambos fomentéis el amor y forméis una familia feliz”, respondió el Emperador. La Emperatriz también tuvo unas bonitas palabras para su sobrina. “Espero que creéis una familia armoniosa y permanezcáis juntos como miembros responsables de nuestra sociedad”, afirmó Michiko.
Para la tradicional ceremonia de Choken no gi, una especie de despedida de soltera protocolaria acorde a las leyes imperiales y en la que no estaba presente el novio, la Princesa lucía un elegante vestido blanco con el escote adornado por un collar a juego con una tiara de brillantes que sostenía un original recogido.
Después de esta ceremonia, Noriko abandonó para siempre el Palacio Imperial en coche, mientras que unos 600 funcionarios de la Casa Imperial y de la sede de la Guardia Imperial rompieron en aplausos para despedirla.
Al día siguiente, la princesa Noriko y su madre, la princesa Hisako, abandonaron Tokio y volaron a Izumo, lugar donde se celebró la boda y donde Noriko se instalará para su nueva vida. Para este viaje (y para lo que fue su última aparición pública como princesa imperial) Noriko lució un traje de chaqueta rematado en volantes en cuello y mangas en rosa pálido, mientras que su madre llevaba un diseño parecido en azul hielo. Ambas iban ataviadas con sendos sombreros a juego. Los Emperadores tuvieron un emotivo gesto de despedida al dejar el vehículo que ellos mismos utilizan habitualmente en sus desplazamientos para que ambas princesas hicieran el trayecto hasta el aeropuerto.
Y por fin llegó el gran día. Cundía cierta preocupación entre la familia porque un tifón se acercaba a la región y ponía en peligro la celebración, pero finalmente la meteorología fue favorable. La bella Noriko y Kunimaro, ataviados con unos espectaculares kimonos tradicionales, se casaron en la misma capilla que la familia del novio ha tenido a su cargo durante varias generaciones. La ceremonia, cargada de emoción y de momentos inolvidables, siguió el protocolo que se adopta cuando se casan mujeres miembros de la Familia Imperial.
Curiosamente, tan solo 21 personas asistieron a la ceremonia. Entre ellas la madre de la novia, la princesa Hisako, sus hermanas, la princesa Tsuguko y la princesa Ayako, así como los padres de Senge y algunos familiares más. Al término del enlace, el novio hizo unas breves declaraciones a los periodistas en las que se mostró aliviado porque la boda se había podido celebrar a pesar de las predicciones del tiempo y aseguró que espera “vivir feliz y en armonía toda la vida” con su esposa.
Este miércoles tendrá lugar una cena oficial en un hotel de Tokio con la que se pondrá punto final a las celebraciones nupciales y a la que asistirán los príncipes herederos Naruhito y Masako, así como el primer ministro Shinzo Abe.
La princesa Noriko inicia una nueva vida junto a su esposo, ya despojada de su título de Princesa, en una casa junto al santuario de Izumo. A partir de ahora ayudará a la familia en la organización de rituales sintoístas y eventos festivos, y podrá dedicarse a sus dos aficiones preferidas: la observación de las aves y la plantación de árboles.