La iglesia parroquial de San Nicolás en Bad Ischl se vistió de fiesta para la boda de Magdalena María Sofía de Habsburgo-Lorena, descendiente del emperador Francisco José de Austria, con Sebastian Bergmann, su compañero de universidad.
El cielo azul y el paisaje alpino de la Alta Austria, de un color verde intenso, hicieron que la novia estuviera especialmente resplandeciente a su llegada a la iglesia del brazo de su padre, el archiduque Markus Habsburgo-Lorena. En ese momento se desveló el secreto mejor guardado: el vestido de la novia. Magdalena María Sofía decidió llevar el mismo vestido con el que se había casado su madre, Hildegard Habsburgo-Lorena, hacía 32 años. Un diseño de corte clásico con adornos de encaje, como aderezo lució un sencillo velo corto prendido a una tiara familiar y el pelo recogido en un moño con pequeñas rosas blancas.
El vestido no fue el único guiño al pasado que se hizo durante la celebración, ya que la parroquia elegida fue la misma en donde se habían casado los bisabuelos de la novia, los archiduques Marie Valerie y Franz Salvater. En el altar le esperaba su novio de toda la vida: Sebastian Bergmann. La pareja se conoció en Viena durante sus años en la facultad de derecho y desde entonces han llevado vidas muy similares ya que los dos son abogados de profesión.
Después de la misa, oficiada según el medio Volksblatt por el arzobispo de Salzburgo, los novios se trasladaron en un coche de caballos, flanqueado por un regimiento de soldados de Hungría, Eslovenia y Austria hasta el lugar donde se celebraría la recepción festiva.
El banquete y la fiesta posterior se celebraron en un lugar muy especial para esta casa real, que antes de la Primera Guerra Mundial reinaba en la mayor parte de Europa. En esta localidad austriaca, a orillas del río Traun, se encuentra la antigua residencia de verano de la familia imperial austrohúngara, lugar en el que el emperador Francisco José conoció, y se enamoró, de la emperatriz Sissi en 1853. Actualmente esta villa imperial o kaiservilla es propiedad del padre de la novia y recibe la visita de miles de turistas cada año, que llegan hasta esta ciudad balneario atraídos por la historia de la mítica Sissi.
Entre los invitados que viajaron hasta este paraje idílico para compartir la felicidad de la pareja se encontraban familiares y amigos de los Habsburgo-Lorena en Austria, miembros de la aristocracia europea y el presidente de Austria, Heinz Fischer y su esposa, Margit, que fueron los invitados de honor. Además, según en el periódico Volksblatt, la princesa Carolina de Mónaco, que frecuenta esa zona, envío un ramo de flores como muestra de cariño.