Se la echaba de menos a la antigua Jequesa de Catar. Apenas la hemos visto desde que en 2013 su hijo ascendiera al trono tras la sorprendente abdicación de su esposo, el emir Hamad Ben Jasem Al-Jalifa, que a sus 61 años renunciaba a la corona de forma voluntaria y cedía el cetro a su segundo hijo con la jequesa Moza, el entonces príncipe Tamim bin Hamad al Zani: "Ha llegado el momento para una nueva generación. Estoy seguro de que mi Heredero está a la altura de esta responsabilidad, de que merece la confianza y de que es capaz de soportar la responsabilidad y de cumplir su misión”.
La llegada al trono del nuevo soberano, con sus dos esposas y con sus cinco hijos, supuso también el traspaso de funciones de la jequesa Moza a sus nueras y por tanto una agenda oficial disminuida en comparación con sus tiempos como consorte. Hoy es una de esas contadas ocasiones en las que tenemos la fortuna de ver de nuevo a la antigua Jequesa, que se ha reunido en Tokio con el Primer Ministro japonés, Shinzo Abe. La que fuera Jequesa de Catar, imagen de la modernidad y la sofisticación de su país y una de las damas con más glamour del mundo, no ha perdido ni un ápice de su encanto y sigue conquistando allá donde va. Esta vez, de negro y sin olvidar un turbante a tono como acostumbra siempre, ha vuelto a protagonizar la elegancia de Oriente que tanto gusta en Occidente. Después, ha visitado a los emperadores de Japón, Akihito y Michiko, y lo ha hecho con un elegante vestido verde turquesa de raso de estilo oriental, que se asemejaba a un kimono.