Aiko de Japón concertista por un día como su padre, el príncipe Naruhito
La música corre por las venas de Aiko de Japón. Y es que junto a los glóbulos azules, circulan las plaquetas polifónicas heredadas de su padre, el príncipe Naruhito. La princesa Aiko ha respondido a la llamada de la sangre y se ha convertido en violonchelista por un día durante un concierto de la orquesta de la Escuela Gakushuin, donde estudia. Todos los pequeños tocaron como los ángeles y la princesa Aiko rascó como toda una profesional el violonchelo dando muestras de que los hijos pueden llegar a superar a los padres, y a sus instrumentos también. El príncipe Naruhito también fue años atrás músico por un día, pero se conformó con un instrumento más manejable. Cambió cetro y corona como futuro emperador de Japón, por arco y violín como violinista avezado. Nadie arrancó tantos aplausos como el heredero al trono japonés junto a la orquesta de la universidad de Gakushuin (su antigua facultad) en Tokio. Salió al escenario, interpretó unos acordes con el resto de los músicos y triunfó, habida cuenta de la entusiasta respuesta del público tras su actuación. Fue su momento de gloria en un auditorio y, tal vez, un sueño de juventud hecho realidad. La princesa Masako, su mayor admiradora, no se perdió la magistral actuación, pese a su síndrome de fatiga. Ahora repite éxito su hija, la violonchelista de Japón.