Recuperado de los fuertes dolores abdominales por los que fue ingresado de urgencia a finales de julio, Ernesto de Hannover abandonó la clínica de Nuestra Señora del Rosario de Ibiza tras cinco días de reposo y con el correspondiente tratamiento que le pusieron los médicos.
Tras recibir el alta, lo primero que hizo el príncipe fue retomar sus vacaciones estivales en la isla y dirigirse a la playa donde embarcó en una zódiac que le llevó al yate que le esperaba en alta mar. Muy recuperado, con una camisa muy veraniega de color verde y un pareo de rayas, Ernesto iba acompañado por una bella joven rubia, la misma con la que ya se le fotografió el pasado mes de octubre cuando paseaban tranquilamente por la localidad italiana de Merano y que, según dijo, respondía al nombre de Simona.
Su ingreso debido a unos fuertes dolores abdominales y no una pancreatitis, como aseguraron algunos medios, fue tan inesperada que su todavía mujer, la princesa Carolina de Mónaco, y su hija Alejandra, conocieron la noticia mientras disfrutaban de unos días de descanso en Capri junto a su hija Carlota y Beatrice Borromeo, novia de Pierre Casiraghi. Esta no es la primera vez que pasa por esto, pues ya en abril de 2005, sufrió una pancreatitis aguda por la que hasta llegó a temerse por su vida. “La pancreatitis es lo más siniestro que puede sucederle a uno. No se lo desearía ni a mi peor enemigo” confesaba Ernesto hace seis años.