Este año todo los ojos estaban puestos en los anunciados cambios en el tradicional mensaje navideño del Rey. Así pues, el soberano sustituyó -como escenario- el tradicional Salón de Audiencias por otra estancia del Palacio de la Zarzuela con vistas al jardín. Además del tradicional Belén y árbol navideños, aparecía tras don Juan Carlos la bandera española, a la que esta vez se sumó la europea, recordando así que España ostentará la presidencia de la Unión Europea en 2010. El otro detalle destacado era la foto que acompañaba al Rey: una imagen dedicada del príncipe Felipe, en la que se podía leer: "Para papá, en recuerdo de mi jura de bandera y para que te acuerdes de mí también como cadete. Un abrazo muy fuerte. Octubre de 1985".
Sin embargo, las novedades no restaron ni un ápice de atención al contenido del mensaje navideño, en el que coincidió parcialmente con los pronunciados por los el rey Alberto de Bélgica y la reina Beatriz de Holanda. Los tres discursos estuvieron marcados por el optimismo y la esperanza de salir de la actual crisis económica. Don Juan Carlos reconocía: "Hay que redoblar esfuerzos para que España vuelva a crecer y a crear empleo. Cuanto antes, y de forma sostenible. Sabemos cuál es el camino a seguir. En las últimas décadas hemos sido capaces de resolver grandes problemas, contando con el esfuerzo de todos, la voluntad de acuerdo y el liderazgo responsable de nuestros dirigentes políticos, económicos y sociales. La experiencia nos demuestra que todos somos necesarios para culminar con éxito esa tarea. En 2009 la grave crisis económica ha llevado a que el desempleo sea la principal preocupación de las familias españolas. Afecta a varios millones de personas, angustiadas no sólo por la pérdida de ingresos, sino por la falta de horizontes en sus vidas laborales y personales."
Además, hizo especial hincapié en las ilusiones de los jóvenes, el futuro de la nación: "Debemos atender también las legítimas expectativas de nuestros jóvenes, apoyarles e ilusionarles, pues en ello nos va el futuro". El Rey aludía en su mensaje navideño a la necesidad de consenso entre países: "Se han tomado medidas a escala internacional, europea y nacional para detener la crisis y paliar sus efectos. Son muchos los esfuerzos y sacrificios desplegados a todos los niveles. Pero queda mucho por hacer, es preciso seguir adelante. Como ya dije el año pasado, la solución de la crisis exige trabajar juntos en la misma dirección." Y finalmente, enviaba a los españoles los mejores deseos en su nombre y en el de su familia: "Queremos expresaros los mejores deseos para el Año Nuevo que esperamos lleno de felicidad para cada uno de vosotros y para vuestras familias. ¡Que sea para todos un Año cargado de paz, concordia, recuperación económica y más empleo! ¡Os lo deseo de todo corazón!
Problemas y soluciones comunes
En el tradicional discurso de Navidad la reina Beatriz de Holanda ha pedido a sus compatriotas que sean cercanos a las personas que están sufriendo con más intensidad la crisis económica y que les ofrezcan solidaridad y compasión. La soberana neerlandesa ha criticado la frialdad de las relaciones sociales en la actualidad, algo achacable sobre todo al uso de las nuevas tecnologías, en especial los mensajes de texto o los chats: "Hoy en día tenemos la tendencia a no prestar atención a los demás y cerrar los ojos y los oidos a nuestro entorno. Incluso nuestros vecinos se convierten en desconocidos. En estos tiempos difíciles es necesario recuperar el contacto real, tanto en palabras como en hechos", según la Reina, que además ha avisado del riesgo de que la sociedad se vuelva cada vez más individualista.
Se ha referido de forma indirecta al grave atentado ocurrido durante las celebraciones del Día de la Reina, el pasado abril en la localidad de Appeldoorn, que costó la vida a siete espectadores: "Es en las catástrofes cuando observamos cómo la gente se sacrifica, cómo vence sus vacilaciones y miedos y hace todo por ayudar a sus semejantes". Beatriz de Holanda ha cerrado su discurso, retransmitido desde el palacio Huis ten Bosch de La Haya, apelando a la solidaridad como ayuda para afrontar la crisis: "Una mano amiga, una voz reconfortante y una mirada amable tienen el poder de trasladar el mensaje de amor al prójimo".
Por su parte, Alberto de Bélgica, y aunque la crisis también ha golpeado a su país ha preferido destacar en su discurso navideño los logros obtenidos los pasados meses y lanzar un mensaje de esperanza en el futuro más inmediato. El soberano ha calificado el nombramiento en noviembre de Herman van Rompuy como Presidente del Consejo de Europa como un honor para su país. La beatificación del Padre Damián en octubre ocupó también un importante lugar en el mensaje del Rey de los belgas, que argumentó que la popularidad de estos dos belgas ilustres tanto en el norte como en el sur de Bélgica demuestra que las diferencias entre las comunidades valona y flamenca son perfectamente salvables.
El Rey recalcó que la posición de Van Rompuy dentro de la Unión Europea servirá para reforzar el papel positivo de Bélgica dentro de la comunidad internacional y alabó al nuevo Tratado de Lisboa que según sus palabras se trata de "un importante progreso" y "el comienzo de una nueva etapa". El discurso de Alberto de Bélgica fue grabado durante esta semana en el Palacio de Real de Bruselas y se emitió el día de Navidad al mediodía.