La princesa Aiko no corre, vuela. La hija del príncipe Naruhito de Japón y su esposa, la princesa Masako, galopó y cortó el viento el pasado sábado en una carrera de relevos durante el tradicional encuentro deportivo que cada otoño celebra su escuela de primaria de Gakushuin en Tokio. El esfuerzo tuvo premio: el equipo de la Princesa ganó y celebró con enorme alegría la victoria.
La hija de los Herederos de Japón participaba con entusiasmo en las actividades deportivas y, contagiada por el ambiente competitivo, no paraba de animar a sus compañeros de equipo cuando no corría que se las pelaba. La niña iba perfectamente equipada: llevaba el uniforme de gimnasia de la escuela, larguísimas trenzas y una diadema amarilla a tono con el dorsal y el testigo (especie de bastón que intercambian los corredores de un mismo equipo). Como cualquier otro niño de siete años, la pequeña estaba verdaderamente entusiasmada de poder mostrar sus buenas marcas de velocidad. Y consiguió lo que pretendía: una llegada a meta ultrarrápida.