Los Príncipes de Asturias auxilian a una mujer que se desmayó en la plaza de toros de Las Ventas

Don Felipe y doña Letizia presidieron la Corrida de la Beneficencia, a la que también asistieron la infanta Elena y Jaime de Marichalar

por hola.com

Los Príncipes de Asturias presidieron ayer el tradicional festejo de la Beneficencia en la madrileña plaza de toros de las Ventas, donde torearon los diestros Julián López “El Juli”, José María Manzanares y Miguel Ángel Perera y se colgó el cartel de “No hay billetes”. Minutos antes de las siete de la tarde don Felipe y doña Letizia, que llevó un traje de chaqueta gris oscuro y unos altísimos zapatos de color negro con el tacón de madera, hicieron su entrada en la plaza, no sin antes saludar a la gente que les esperaba en la entrada, y disfrutaron de al tarde desde el Palco Real.



La infanta Elena, una gran aficionada, tampoco quiso perderse esta importante cita y vio los toros desde la contrabarrera. En la plaza también estaba Jaime de Marichalar, aunque no estuvo con la Infanta, ya que siguió las faenas desde el burladero con la Marquesa de Vega de Anzo.

Una vez terminada la corrida y tras reunirse con los tres toreros, los Príncipes se enfrentaron a lo único que no tenían previsto esa tarde. Al salir de la plaza, una señora que se encontraba en la puerta sufrió un desmayo y no dudaron en socorrerla. Doña Letizia se agachó para ver qué le había pasado y estuvieron con ella hasta que se encontró mejor.

Ellos no fueron los únicos rostros conocidos que se pudieron ver en los tendidos. Carmen Martínez-Bordiu, Cari Lapique, Nuria González, Nicolás Vallejo Nágera, Jaime Ostos con Mª Ángeles Grajal, Feliciano López, Míchel, Juan Eduardo Esnáider, Gema Ruiz, Laura Sánchez, Carmen Posadas, Fernando Martínez de Irujo, Marisa Jara y su novio, Chente, e Inés Ballester entre otros, disfrutaron de esta tarde de toros. También en los tendidos estuvieron Lara Dibildos y un todavía escayolado Álvaro Muñoz Escassi, que llegaron por separado y se sentaron en diferentes filas. Mucha expectación para una tarde de toros en la que la Puerta Grande se le resistió a los tres toreros, que no consiguieron cortar ninguna oreja.