Tras seis años de conjeturas, por fin sale a la luz toda la verdad sobre la muerte de la princesa Diana. La filtración del dossier de 6.000 páginas que la policía francesa elaboró durante los dos años que duraron las investigaciones -seguramente se trate del estudio más exhaustivo de un accidente automovilístico de la historia- ha desvelado las grandes incógnitas del caso. Las pruebas y estudios forenses, así como las declaraciones de los testigos contenidos en el mismo, explican entre otras cuestiones por qué el juez francés dictaminó que la causa del accidente había sido el estado ebrio del chofer. Pero, además, se pone de relieve en las pesquisas que:
Se tomaron dos muestras de sangre distintas a Paul, grabándose una de ellas en vídeo. Ambas demuestran que el chofer tenía mucho más alcohol en sangre del permitido.
El choque no fue provocado por un Fiat blanco, según demuestran las pruebas forenses.
El hombre que afirmó haber visto una "luz cegadora" era un mentiroso patológico.
Nada podría haber salvado la vida a la Princesa ni ésta estaba embarazada, según los detallados informes médicos.
No cabe duda de que la investigación ha sido exhaustiva. La inclusión de más de 100 páginas de informes de expertos acreditan su rigor. Los jueces encargados del caso, Herve Stephan y Christine Devidal, encomendaron una peritación en cada una de las áreas de la investigación que arrojaba interrogantes y que, en su opinión, no se habían planteado adecuadamente en los informes iniciales.
Así pues, hubo peritaciones independientes de la situación clínica de cada una de las cuatro víctimas -Diana, Dodi, el chofer Henry Paul y el guardaespaldas Trevor Rees-Jones-, del Mercedes (su velocidad, su estado mecánico y un análisis de su historia) y del desaparecido Fiat Uno, así como de los paparazzis detenidos tras el accidente.