Juan Pablo II: España en el corazón

Por hola.com

Era sólo el inicio de una intensa y emocionada visita en la que se vivirían momentos inolvidables, tales como el recorrido en el papa-móvil hasta la Nunciatura Apostólica -donde se alojó-, con miles de personas aclamándole a su paso, o su encuentro con la juventud en el aeródromo de Cuatro Vientos, un acto al que asistieron el príncipe Felipe, los Duques de Palma de Mallorca, y los Duques de Lugo, especialmente llegados para la ocasión desde Nueva York, donde entonces residían, y que sobrepasó todas las previsiones de la Conferencia Episcopal.

Más de 800.000 jóvenes españoles y de otras muchas más nacionalidades se dieron cita ante el Sumo Pontífice. "Estoy profundamente emocionado por la calurosa acogida que he recibido", afirmó el Papa ante tan sentida bienvenida interrumpido por los gritos de "Te queremos, te queremos". El Santo Padre sacó fuerzas para regalar a los jóvenes una hora y media más de lo previsto inicialmente. Su encuentro se cerraba con el emotivo 'Avemaría' cantado con mucha devoción y sentimiento por Niña Pastori.

Un día después se vivía otro de los momentos supremos de su estancia, la canonización de cinco beatos españoles ante la presencia de más de un millón de personas congregadas en la madrileña plaza de Colón.

La Familia Real con Su Santidad
En su anterior visita, la Familia Real española al completo había estado presente en los actos que se celebraron en Madrid. Años más tarde, los Duques de Lugo, tras su enlace matrimonial, fueron recibidos por el Papa en el Vaticano y los de Palma de Mallorca también. Y en esta última ocasión, una vez más, la Familia Real española quiso acompañar a su Santidad durante su estancia. Los Reyes de España le dieron la bienvenida y le despedieron en el aeropuerto madrileño de Barajas y el Principe de Asturias y los Duques de Palma y los de Duques de Lugo asistieron al encuentro de jóvenes que presidió Juan Pablo II en el aeródromo de Cuatro Vientos. Con su marcha, Karol Wjtyla, el Papa viajero, ponía fin a su viaje número 99 en sus casi 25 años de pontificado, el cuarto más largo de la historia.