El rey don Juan Carlos, quien, no acostumbra a asistir a ceremonias matrimoniales fuera del estricto ámbito familiar, hizo la semana pasada un paréntesis en sus vacaciones de verano que está pasando en Mallorca para desplazarse unas horas a Alemania y estar presente en la boda de su ahijada, la duquesa Fleur de Württemberg, cuyos padres, el duque Carl de Württemberg y su esposa, la princesa Diana de Francia mantienen desde hace años una estrecha amistad con el monarca español.
Fleur es la hija pequeña de los duques de Württemberg, de quien don Juan Carlos fue padrino de bautizo en 1977. Por ello no ha querido ahora estar ausente en un momento tan especial y entrañable como su boda. Como se sabe, los duques de Württemberg poseen una residencia en Mallorca, y durante los veranos son frecuentes las reuniones entre las dos familias.
Fleur, que en noviembre cumplirá veintiséis años, se casó el pasado sábado 9 de agosto con el conde austríaco Moritz de Goess en una ceremonia religiosa celebrada en la capilla del castillo, que los Württemberg tienen en Altdhausen, y que fue oficiada por el abad Gregor Henkel de Donnesmarck, un viejo amigo de la familia. El día anterior tuvo lugar el acto del matrimonio civil, y en ambas ocasiones estuvieron presentes un centenar de invitados llegados desde distintos lugares de Alemania y otros puntos de Europa.
A su llegada a la capilla del castillo, don Juan Carlos estuvo acompañado por la Reina Margarita de Bulgaria, ya que su esposo, el Rey Simeón, fue también en su día padrino de bautizo de Fleur. Junto a ellos acudieron numerosas y distinguidas personalidades, como el primer ministro del Estado de Baden-Württemberg, Erwin Teufel, y su mujer, Edeltraud Teufel, que seguían al Rey don Juan Carlos y a la Reina Margarita en el cortejo, así como don Duarte de Portugal, duque de Braganza, y su esposa, doña Isabel de Heredia.