Sin muchos preámbulos, aunque sí con un considerable retraso, empezó ayer el desfile de Hannibal Laguna, su vuelta oficial a la pasarela Gaudí Novias desde que el diseñador decidiese presentar sus colecciones nupciales en el marco de Cibeles en lugar de en la Ciudad Condal.
La tónica general: una primera línea de siluetas fluídas, volúmenes frágiles y tejidos ultraligeros sin mayor definición, en la que el factor dominante han sido las asimetrías de los escotes a un hombro, uno de los grandes clásicos de este venezolano de origen, y las reminiscencias florales, que nos hacen pensar en orquídeas, magnolias y lirios flotantes.
Faldas con pétalos que recuerdan a un jardín de flores
Nostálgicos perfiles del universo Laguna, que sumergen a las novias en un jardín imaginario plagado de corolas de gazar labradora, mikado y encaje de Calais, y que recuperan el gusto por los juegos volumétricos, especialmente en el movimiento natural del cuerpo que parte del escote y baja hasta la cadera, mediante drapeados diagonales cortados al bies, pañuelos, pliegues y lazadas XL.
Hannibal Laguna, colección 2013
El encaje, que no suele abundar en sus colecciones en favor de la simplicidad de líneas, hace acto de presencia a modo de discretos cuerpos ilusión con manga tres cuartos, acompañado de motivos vegetales de inspiración Art Nouveau y bordados en relieve con finísimos cordones de seda. El look: un clásico e infalible moño bajo, muy definido, con una gruesa onda lateral y raya en el lado opuesto, perfecto para acompañar una seductora banda sonora a ritmo de tango.
Colores: Marfiles y cremas, blanco loto, camelia y blanco cisne.
La tendencia: Una revisión de los clásicos, que recupera elementos de la Alta Costura, como drapeados, costuras oblicuas, bordados con motivos florales o faldas con pétalos y plumas.
Vestido destacado: Un modelo de corte princesa, que ha combinado uno de los cuerpos de patrón diagonal de Hannibal Laguna con una amplia falda de microplisado en gasa y muselina.