Barcelona Bridal Week: Raimon Bundó y Lee Seung Jin
Expectación y lujo en dos de los desfiles más esperados del día
Rumores y cuchicheos en la sala de prensa han precedido los dos primeros desfiles de la tarde en la Barcelona Bridal Week. El motivo: las colecciones de la firma Raimon Bundó, quien todas las temporadas convierte su pase en un auténtico espectáculo mezcla de moda, danza, música y teatro (sus modelos han paseado por el backstage con sorprendentes ramas de árbol prendidas del pelo las horas previas al desfile), y el estreno de la coreana Lee Seung Jin, hasta ahora casi una desconocida dentro del mercado español, y cuya inclusión en el calendario de desfiles ha generado gran curiosidad y expectación entre los invitados.
La espera de casi 30 minutos que ha dominado ambos pases ha merecido la pena: con la nadadora olímpica Gemma Mengual a la cabeza, la colección de Bundó ha desvelado un universo mágico de cuento, plagado de símbolos y referencias al mundo del arte, donde la propia pasarela se ha convertido en un laberinto de maniquíes cubiertos de hojas y flores secas.
Vestidos hiperrománticos, con delicados cinturones de encaje resaltando la cadera, y densas capas de tul a modo de cola, la primera parte del desfile se ha caracterizado por las creaciones de líneas sencillas y depuradas, que revelaban espaldas sorprendentes, plagadas de brocados, transparencias, encaje y cristal. Los colores pastel, en tonos rosa empolvado y verde, resaltaban el tono marfil de prácticamente todos los vestidos en la segunda parte de la colección, donde las infinitas capas gasa dibujan a una novia contemporánea y desenfadada. Lo más llamativo: los vestidos ajironados sobre el cuerpo de novias descalzas, las estampaciones de suaves tonalidades, y el original detalle de envolver el ramo de novia en bolsas de tul.
La expresión 'vestido joya' ha alcanzado su máxima expresión en el desfile de la creadora coreana: todo un referente en el universo de los vestidos de novia en su país natal, Lee Seung Jin ha sorprendido con una colección de hasta treinta modelos, que parten de las líneas sencillas y sobrias, casi todos marcados por los cortes sirena con colas de uno o dos metros, y sobre los que, poco a poco, se va hilvanando el concepto de lujo más sofisticado.
Piedras, lágrimas, cuentas de Swarovski bordadas sobre transparencias... Una auténtica obra maestra de pedrería, que se inspira en motivos florales, y se combina con radiantes destellos dorados, color que simboliza la nobleza y la realeza en Asia. El detalle más chic: los tocados, unas exquisitas hojas en color oro, inspirados en las filigranas que hace 1.500 años adornaban las coronas reales de la antigua Corea.