Todas las bodas parten de un presupuesto base, que supone un gran quebradero de cabeza inicial a los novios mucho antes de comenzar los preparativos, y que generalmente suele articularse en función de los precios del 'catering', el alquiler del salón, la luna de miel, las invitaciones, los certificados o el vestido. Aún así, y aunque nuestro presupuesto cuente con todo lujo de detalles, es más que habitual que, a medio camino del altar, nos encontremos con que el fondo que teníamos previsto para la boda desaparece cuando todavía quedan mil y un detalles por ultimar. Tranquila: no está todo perdido. Aún estáis a tiempo de rectificar y redistribuir el presupuesto, así que armaros con un buen bloc de notas y una calculadora y... ¡suerte!
Lo primero de todo, haced una lista de prioridades realista y que incluya todo aquello que para ambos es fundamental para hacer de vuestra boda el día inolvidable con el que ambos soñáis. Ten presente que las prioridades no las marcan los invitados, ni los proveedores, ni la familia: lo más importante para vosotros depende exclusivamente de... vosotros mismos. Si una luna de miel de ensueño o un vestido de novia de una firma exclusiva son fundamentales para ti, busca la alternativa económica en otros detalles a los que no des tanta importancia.
Hablad nuevamente con los proveedores, e informaros sobre alternativas mas económicas a lo dispuesto inicialmente, buscando siempre una buena relación calidad-precio. 'Reciclar' las flores de la ceremonia para el banquete, pedir a tus invitados que se encarguen de las fotos con cámaras desechables, maquillarte en casa, apostar por los regalos unisex, encargar un traje de novia low-cost... ¿Conoces ya algunas de nuestras ‘medidas anticrisis’?
Haz un programa paso a paso de cómo tienes pensado que sea tu gran día, sin dejarte un detalle. Una vez lo tengas desplegado ante tus ojos, repásalo de nuevo, y pregúntate qué es lo que realmente necesitas. Eso sí, una vez hayas eliminado algo de la lista, mantente firme en tu decisión o el presupuesto se descontrolará otra vez.
Las revistas y catálogos de novias están repletos de novedosas tentaciones y sugerencias, a las cuales muchas veces resulta imposible resistirse. Si en lo queda hasta el día de la boda os surge una nueva necesidad (algo que hayáis olvidado o en lo que no habíais pensado antes), no te lances a la primera de cambio y espera al menos 24 horas antes de tomar la decisión de involucrarte. No lo lamentarás.
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