Un castillo de piedra rodeado de niebla y gotas de lluvia, tonos cobre, ciruela y verde musgo, música de violines, hojas doradas… Casarse entre los meses de septiembre y diciembre puede convertirse en una experiencia de auténtico cuento de hadas si sabes cómo aprovechar al máximo todas las posibilidades de esta estación. Colores cálidos, menús con platos calientes, mantos de hojas crujientes allá donde vayas… ¿Sabes sacarle todo el partido a esta estación?
Lo primero a la hora de organizar una boda en otoño es saber escoger bien el entorno. Del mismo modo que la primavera es perfecta para una boda campestre y el verano se presta a los enlaces en la playa, el otoño es perfecto para celebrar tu enlace en un castillo, un espacio rústico o un paraje plagado de vegetación, donde los verdes y ocres se fundan con las ramas de los árboles. Si te casas en un salón en la gran ciudad, pon especial cuidado a los detalles: los centros de mesa con cortezas, semillas y frutos secos, sobre una base de hojas de hiedra y lazos de seda en color borgoña, le darán un toque de calidez acorde a la estación a tu salón, especialmente si los combinas con la suave luz de las velas.
Y para acompañar una exquisita mesa de otoño, ¿qué mejor que un menú rústico, plagado de platos cálidos y sabrosos? La caza, los rellenos y las sopas son magníficas opciones para servir en tu banquete ‘otoñal’, especialmente si optas por condimentos plagados de especias y frutos de temporada, como membrillo, ciruelas o peras de agua.
Las flores son otro punto a tu favor si das el ‘sí quiero’ en otoño: gracias a las temperaturas suaves de estos meses, las flores aguantan frescas más horas al día. Nuestro consejo: cuájalo todo con algunas de las especies más bonitas de la temporada, y crea tu propio abanico de colores y olores a base de jazmines, magnolias, violetas, gardenias, lilas…
Los pequeños detalles es donde reside el encanto de cualquier boda. Invitaciones escritas a mano sobre papel reciclado, jaspeado con hojas y flores naturales, o unos coquetos jabones naturales con forma de hoja en color avena para vuestros invitados son sólo algunas de las ingeniosas ideas que pueden ayudarte a hacer tu gran día un poquito más romántico.
Y si lo que te preocupa es el vestido, tranquila: en otoño los tejidos se hacen algo más pesados y abrigados, con predominio del satén, aunque, del mismo modo que la moda en esta estación se califica de ‘entretiempo’, el vestido de novia también puede combinar texturas y complementos, creando delicadas superposiciones de tul, organza o seda. Los boleros de encaje, rematados con piel y plumas quedarán perfectos sobre tu vestido de novia, especialmente si los rematas con un elegante broche de cristales o gemas en tonos rojo y miel. ¡Feliz día!