El diseñador malagueño Rafael Urquizar apela a sus raíces a la hora de dar vida a las novias e invitadas la próxima temporada: inspirándose en los colores y olores de la Semana Santa, la colección que ha presentado en la segunda jornada de desfiles de la Cibeles Madrid Novias respira pasión y elegancia: morados nazareno, azahar, cera, oro empolvado, grana o negro invaden sus vestidos de fiesta, que se cubren de hilo de plata, strass y cristal de Swarovski, recordando los mantos y sayas de las vírgenes.
Los tejidos acolchados aportan volumen y marcan las redondeces, y los volantes, trabajados en seda natural, se combinan con bordados geométricos. Para cerrar el desfile, el diseñador ha presentado a una espectacular novia tocada con una corona de espinas y un envolvente velo en color blanco nuclear, que ha lucido uno de los pocos vestidos de manga larga que se han podido ver hasta el momento sobre la pasarela nupcial, cruzado con espectaculares broches-joya y fijando una sinuosa cola de seda a la espalda.
Clásico ha sido también el desfile del diseñador Petro Valverde, experto en costura y vestidos de novia, quién ha presentado una colección de trajes serena y contenida, plagada de detalles románticos que convierten a la novia en una auténtica princesa en su gran día: gasas de suave caída que se arremolinan a los pies a modo de cola, cortes en uve en la cadera y el escote, tirantes trenzados que realzan la línea de los hombros… La clásica línea de botones se integra en los vestidos como elementos decorativos (en un modelo la abotonadura se traslada a la parte delantera del vestido), aunque son sin duda el encaje y los remates de pedrería y cristales los grandes protagonistas: casi siempre de la mano, ambos elementos sugieren y realzan el escote, las mangas y la cintura, a modo de broche o bordado-joya.
Para redondear sus looks, el modisto ha apostado por los maxi-tocados y los velos clásicos de tul, con una pequeña concesión al velo corto, más moderno.