Exquisita y radiante, la octogenaria firma Pronovias, que nacía en Barcelona en 1922, desembarcaba la semana pasada en el corazón de Manhattan, en Nueva York, con una flamante y exclusiva fiesta que abrió las puertas de la que ya es su mayor boutique en el mundo: hasta siete plantas se alzan sobre la ciudad de los rascacielos, en un edificio enclavado entre dos de las grandes arterias comerciales de la ciudad. La confluencia de la Quinta Avenida con Madison es uno de los epicentros de la moda internacional, y uno de los puntos del planeta donde más tiendas de lujo se pueden encontrar por metro cuadrado.
La inauguración de la tienda más grande de la firma hasta el momento congregó a numerosos rostros conocidos del mundo del cine, la cultura y la moda, así como a un selecto grupo de jóvenes casaderas pertenecientes a la alta sociedad neoyorquina. Las tops Karolina Kurkova, Eugenia Silva y Ariadne Artiles compartieron mano a mano un exclusivo cóctel, de sabor castizo y típicamente español, con nombres como el de Ivanka Trump, Sophie Auster o Helen Rockefeller, y las famosísimas hijas del actor Andy García, el músico Keith Richards o el director de cine Martin Scorsese, entre otros.
Entre enormes centros de flores, musgo y cerezos, la firma desveló los diseños de Pronovias para 2009, así como las colecciones en exclusiva de Manuel Mota, Valentino y Elie Saab, por primera vez fuera del marco de la Barcelona Bridal Week. El acento flamenco lo pusieron la cantaora Ana Salazar y el bailarín Carbonell, que no dudaron a la hora de subirse a un lujoso y sorprendente tablao, para deleite de los invitados. La glamourosa fiesta tuvo además su pequeño aporte solidario: la firma donará un porcentaje de sus ventas a la asociación humanitaria New Yorkers for Children, que trabaja para dar oportunidades a los niños más desfavorecidos de la ciudad americana, mediante programas de educación, tutoría y empleo.