¿Quién no está tentado de atender las peticiones de su perro y darle todos los caprichos? El ser humano adora a su mascota y no duda en colmarlo de cuidados. Las intenciones son las mejores: queremos hacerles la vida más cómoda. Pero cuando esta humanización del perro afecta también a su alimentación, podríamos estar poniendo en peligro su salud.
Aunque puedas pensar que comiendo lo mismo que el resto de la familia tendrá una alimentación más completa, tu mejor amigo no necesita lo mismo que tú; es importante conocer las diferencias nutricionales entre el hombre y el perro para poder cubrir sus necesidades y mantenerlo sano y fuerte.
Las distinciones más evidentes a primera vista son las anatómicas. Por ejemplo, el número, forma y disposición de las piezas dentales, que influye en su funcionalidad, o el número de receptores gustativos, que es nueve veces mayor en el ser humano. Además, tu perro tiene muy pocas enzimas digestivas en su saliva, por lo que no hay predigestión, y el tránsito de sus intestinos es mucho más rápido que en el hombre. Partiendo de todo esto, es evidente que tu mascota y tú necesitáis distintos nutrientes.
Para empezar, tu perro necesita proteínas. Formadas por cadenas de aminoácidos, permiten la construcción y regeneración de los tejidos, por lo que su consumo es esencial. También fabrican las enzimas que llevan a cabo las reacciones químicas del organismo. Las proteínas aportan tanto aminoácidos esenciales como aminoácidos azufrados. Los hidratos de carbono tampoco pueden faltar en la dieta de tu perro. Son los que aportan, tanto al hombre como al perro, energía de uso inmediato. Almidones, azúcares, fibras alimentarias... forman parte de este grupo de nutrientes que básicamente proceden de los vegetales.
Las materias grasas, con moderación, también son necesarias. Los lípidos tienen una función muy importante: además de suponer una reserva de energía son una fuente indispensable de ácidos grasos, y sin ellos algunas vitaminas no llegarían a las células. En cuanto a los minerales, cumplen varias funciones indispensables: en la osificación, en el transporte de energía, en los impulsos nerviosos, para la piel, los glóbulos rojos o la glándula tiroides, actuando como antioxidante... Imprescindibles también las vitaminas; aunque por su variedad es difícil definir su función exacta, son totalmente necesarias para el metabolismo y la regulación de las funciones celulares.
Hay otros nutrientes que suponen un valor añadido en los alimentos y que pueden prevenir algunas enfermedades; no son indispensables, pero pueden mejorar su calidad de vida, reciben el nombre de nutracéuticos y son muy variados. Para finalizar, el agua, el constitutivo más importante del organismo.
Sólo un alimento de alta calidad puede garantizar el aporte de todos los nutrientes necesarios para una buena salud. Para adecuarse a todas sus necesidades nutricionales y encontrar el alimento adecuado para ellos, descubre los productos de Royal Canin, alimentación a medida para tu mascota.