Los últimos estudios demuestran una estrecha relación entre nuestra espalda y la pelvis. Si no están alineadas y bien colocadas (espalda recta y pelvis en posición neutra), pueden impedir el funcionamiento correcto de la musculatura del suelo pélvico. Si ésta está debilitada o no está colocada correctamente, puede provocar dolores de espalda.
Por eso es tan importante nuestra postura. Si no queremos tener problemas futuros, deberemos aprender a colocarnos correctamente en nuestra vida diaria: al sentarnos, estar de pie o cuando cogemos peso, por ejemplo.
Y tú, ¿adoptas posturas incorrectas? Las prisas y la falta de atención en nosotras mismas hacen que pasemos por alto qué posturas usamos a diario. Luego puede que nos pasen factura, así que es mejor tomar nota:
- ¡Muévete! No estés mucho tiempo de pie o sentada. Si, por nuestro trabajo o por otros motivos no tenemos más remedio, debemos acostumbrarnos a hacer “pausas posturales” cada cierto tiempo. Por ejemplo, levantarnos del lugar de trabajo y andar unos pasos o estirarnos.
- Suavidad: No realizar movimientos bruscos cuando ni adoptar posturas forzadas.
- ¡Ojo al sentarnos!: No debemos dejar caer la espalda, hay que mantenerla recta y asegurarse de estar sentada sobre los isquiones, que son los huesos que notamos al sentarnos.
La higiene postural, junto con una alimentación sana y el ejercicio adecuado, pueden mantener un suelo pélvico sano que prevendrá problemas futuros como la incontinencia urinaria y el dolor de espalda.
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