La imposibilidad de conseguir una gestación en una pareja de edad fértil y con relaciones sexuales normales es un problema que cada vez está más extendido entre la población mundial. Nos enfrentamos a un hecho preocupante: en los últimos 15 años la incidencia de parejas estériles ha experimentado un incremento sustancial, pasando del 10% a casi un 20%. ¿Quién tiene la culpa? En muchas ocasiones la tiene el tiempo. Escucha a tu reloj biológico y sigue los consejos de los líderes europeos en medicina reproductiva.
Desde IVI (Instituto Valenciano de Infertilidad) se recomienda que cuando una pareja crea que puede tener problemas para procrear, se ponga rápidamente en manos de un especialista en reproducción que le pueda informar y orientar sobre su caso concreto.
La mayoría de las parejas con problemas para reproducirse pueden llegar a tener un hijo si se utiliza la técnica adecuada. Los especialistas saben discernir si el problema de infertilidad es de origen masculino o femenino.
Para IVI, las causas de la infertilidad se deben en igual proporción al hombre y a la mujer, al contrario de lo que se pensaba tradicionalmente que era una cuestión que respondía exclusivamente a disfunciones femeninas. En ocasiones, hay incompatibilidad entre ambos o se encuentra en los dos las causas de la infertilidad. En un 15% es de origen desconocido.
Cuando una pareja acude a IVI, primero se le somete a un exhaustivo estudio con el fin de conocer si existe un problema que impide la concepción.
Cada una de las causas que alteran el proceso reproductivo tiene un tratamiento específico que, en muchas ocasiones, se limita a un tratamiento medicamentoso o a sencillas intervenciones quirúrgicas para corregir defectos anatómicos concretos. Sólo cuando los problemas de la pareja no se solucionan por estas vías se recurre a la Reproducción Asistida.
En IVI se pueden seguir tratamientos “clásicos” como la inseminación artificial tanto de semen de donante (IAD), como con semen del cónyuge (IAC); la fecundación artificial in vitro o la microinyección espermática o ICSI -considerado como el tratamiento milagro de la esterilidad masculina- hasta más novedosos como el co-cultivo de embriones o el diagnóstico preimplantatorio, dirigido especialmente a aquellas parejas con riesgo de transmitir una enfermedad genética grave.
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