El Santuario de Montenero, situado en las colinas de la ciudad italiana de Livorno, fue el lugar elegido por el tenor y su pareja desde hace más de doce años, Verónica Berti, para dar uno de los pasos más importantes de sus vidas. La pareja eligió a conciencia el 21 de marzo para pronunciar el 'sí, quiero', ya que además de coincidir con el día en el que comienza la Primavera, también celebraban el segundo cumpleaños de su hija Virginia.
Bocelli, de 55 años, y Berti, de 30, querían que fuera una boda íntima y muy familiar a la que sólo asistieran sus más allegados, sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano y fueron muchos los que se acercaron al templo para darles la enhorabuena y felicitarles en este día tan especial.
La novia, muy emocionada, eligió para la ocasión un vestido en satén de seda de color marfil con encaje de Valenciennes de Ermanno Scervino, que combinó con una chaqueta acolchada de crêpe de chine y un sencillo ramo de rosas blancas. En cuanto al peinado, Verónica estaba radiante con un romántico semirecogido con las mismas flores pequeñas que llevaba en su ramo de novia.
Una vez convertidos en marido y mujer, la pareja abandonó el Santuario ante una lluvia de confeti, aplausos y palabras de cariño de todos los invitados que después les acompañaron en la celebración que tuvo lugar en la casa de Bocelli en Forte dei Marmi, cerca de Pisa, donde disfrutaron de la fiesta.
En este día tan especial no quisieron faltar los dos hijos mayores del tenor, Amos, de 17 años, y Matteo, de 14, fruto de su primer matrimonio con Enrica Cenzatti, y que se mostraron de lo más cariñoso y atentos con su padre, ni tampoco la madre de Andrea, Edi Bocelli, que estaba muy feliz de poder acompañarles en su boda.