El camino al éxito está lleno de obstáculos y tentaciones en las que, por desgracia, muchas figuras prometedoras tropiezan. La vida privada de las estrellas de la música ha saltado del anonimato a los titulares día sí, día también, acaparándolos con escandalosos y provocadores comportamientos que, casi siempre, eclipsan la calidad de su trabajo. En su afán de “crecer demasiado deprisa”, los jóvenes artistas tratan de proyectar una imagen en la que modernidad se identifica con excesos y conductas inadecuadas, que casi siempre pasan factura a sus carreras y siempre a su vida personal.
Agitadas e interminables jornadas nocturnas que luego impiden cumplir con los compromisos, provocativos modelos cuyo objetivo es escandalizar a la opinión pública, la falta de límites, los recursos económicos ilimitados, el trato que se les da de "intocables", esa sensación de impunidad si sobrepasan los límites... son los peligros a los que se enfrenta el pop. Miley Cyrus y Justin Bieber son dos de los nombres propios que en los últimos meses han caído en esta espiral de descontrol, en la que poco importa cuán buenas sean sus letras, lo principal es demostrar que son rebeldes y no cumplen las reglas.
La reciente detención de Justin Bieber al volante de un coche, tras haber consumido alcohol y otras sustancias, ha sido la gota que ha colmado el vaso de un “rosario” de “travesuras” que le han colocado en el punto de mira, siempre por circunstancias criticadas. Fiestas hasta altas horas de la madrugada, cancelación de shows, retrasos injustificados, imprudencia al volante, pintadas en las paredes en diferentes países, mascotas peculiares olvidadas en aduanas… Las hazañas de Bieber han provocado que la salud del “niño” del pop se empiece a mirar con preocupación. ¿Qué será lo próximo?
Miley Cyrus tampoco se queda atrás en cuanto a dejar su talento en un segundo plano. Es joven, atractiva y tiene un chorro de voz que muchas querrían, pero ella está preocupada de llevar el modelo más rompedor y tener la actitud más “gamberra” allí por donde va. La pregunta es: ¿ayuda eso a vender discos? Esta espiral de comportamiento preocupa sobre todo viendo cómo han acabado otras jóvenes estrellas como Demi Lovato, Kesha o Zac Efron, cuyos excesos les llevaron a tener que pedir ayuda profesional. No es que sea algo nuevo, siempre ha habido este tipo de "ángeles caídos" (recordemos los casos de Britney Spears, Rihanna o Michael Jackson), la cuestión es por qué ahora es algo cada vez más habitual. ¿Qué es lo que falla para que lleguen a estos extremos?