Ha contado con el cariño y el calor de su público hasta el último momento. Con una emotiva misa funeral celebrada en la más estricta intimidad en el tanatorio Marina Baixa de Villajoyosa (Alicante), familiares y amigos se despidieron de Manolo Escobar, el maestro de la copla que falleció el pasado jueves a los 82 años en su casa de Benidorm tras una larga enfermedad.
Entre aplausos y gritos de '¡Viva Manolo!', los restos mortales llegaron al tanatorio precedidos de tres vehículos fúnebres cargados con numerosos coronas de flores y procedentes de la capilla ardiente, que durante estos días ha estado abierta al público en el Ayuntamiento de Benidorm, ciudad donde el cantante residió durante muchos años.
Fueron muchos los amigos y compañeros de profesión que quisieron arropar a la viuda del cantante, Anita Marx, y a su hija Vanesa, la única del matrimonio, que estaban desconsoladas, al igual que Ana García Lozano, sobrina de Escobar, que agradecieron las palabras de cariño y los abrazos de Charo Reina, la periodista Nieves Herrero, el humorista Arévalo, el cantante Francisco y María Jesús Grados, así como el presidente de la Diputación Provincial de Almería, Gabriel Amat, y los alcaldes de Benidorm, Agustín Navarro; de Badalona, Xavier García, y de El Ejido (Almería), Francisco Góngora.
Los momentos más emotivos del último adiós al cantante, que tras la misa fue incinerado siguiendo sus propios deseos, se produjeron a las puertas de la capilla ardiente, donde alrededor de medio millar de admiradores aguardaron durante más de una hora para despedirse de él. "Era el maestro de la copla, un genio con su música", declaró una de sus admiradoras. Algunos llevaban desde primera hora de la mañana sin moverse de la plaza del Ayuntamiento: querían despedir a "uno de los iconos más populares de la canción y la copla".
El cariño y admiración del público hacia Manolo Escobar se ha dejado sentir no sólo en su partida hacia el tanatorio, sino también durante el tiempo que estuvo abierta la capilla ardiente, por la que pasaron más de 8.000 personas que ensalzaron su calidad profesional y humana y que en muchos casos no pudieron reprimir las lágrimas en el último adiós.
Tras su triste fallecimiento, su sobrino y representante Gabriel, quien se ha convertido en portavoz improvisado de la familia, comentó horas antes de instalarse la capilla ardiente: "Le dieron el alta anteayer y ha estado estos días estupendamente. Pero esta mañana, mientras estaba hablando con él normalmente, le ha dado una especie de crisis cardiorespiratoria y cada vez ha ido respirando más débilmente. Y se ha ido mientras yo le decía, 'pero, oye, padrino, escucha”. Se ha ido una de las voces más castizas de la música española. ¡Hasta siempre, Manolo!