Coronando un año de auténtico éxito mundial, la artista británica Adele ha sido la gran triunfadora en la 54ª edición de los Premios Grammy, celebrada en Los Ángeles, tras alzarse con seis galardones en una ceremonia marcada por la repentina muerte, el sábado, de Whitney Houston.
A sus 23 años, la cantante confirmó las expectativas y conquistó todos los galardones a los que estaba nominada después de arrasar en las listas de éxitos con Rolling In The Deep. Este tema fue nombrado la mejor canción y mejor letra de 2011 y el disco 21, el segundo de su carrera, fue reconocido como el mejor álbum. Además, se llevó otros tres gramófonos dorados por la mejor actuación solista en pop con Someone Like You, mejor álbum vocal pop con 21 y mejor vídeo musical de corta duración (Rolling In The Deep).
Escueta en palabras al recoger los galardones, Adele no pudo evitar sollozar nerviosa y acordarse de su madre, sus amigos e incluso de los médicos que la operaron hace cinco meses de las cuerdas vocales después de suspender su gira estadounidense por problemas de salud. "Este disco está inspirado en una relación miserable y este ha sido un año que me ha cambiado la vida", admitió la intérprete, quien cumplió su primera actuación tras su paso por el quirófano y exhibió su poderoso chorro de voz al interpretar Rolling In The Deep y poner en pie a la audiencia. "Gracias a Dios mi voz sanó. Estoy feliz de estar de regreso", comentó Adele al término de la gala a la prensa.
Los Grammy confirmaron el nacimiento de una nueva diva de la canción al tiempo que dijeron adiós a otra que reinó en los 80 y 90, Whitney Houston, cuyo recuerdo abrió el evento en el pabellón Staples Center. El maestro de ceremonias, el rapero LL Cool J, pidió una oración en memoria de la cantante antes de dar paso a un vídeo en el que Houston interpretaba el tema que la hizo mundialmente famosa, I Will Always Love You, misma canción que versionó posteriormente Jennifer Hudson y que fue el momento central del homenaje a Houston.
Más allá de Adele y Whitney Houston, la gala tuvo entre sus protagonistas a Foo Fighters, que lograron cinco galardones y dominaron en las categorías de rock, a Kanye West, quien obtuvo cuatro gramófonos en rap y no asistió a la ceremonia, y al DJ Skrillex, quien se alzó con tres premios de música dance. Con dos galardones se quedaron Taylor Swift, Bon Iver, Cee Lo Green, The Civil Wars, Tony Bennett y Chick Corea.
En las categorías latinas, entregadas en la ceremonia previa a la gala televisada por CBS, el grupo Maná se llevó el Grammy de mejor álbum latino de pop, rock y urbano con Drama y Luz, Pepe Aguilar triunfó con Bicentenario como mejor álbum de regional mexicano y Los Tigres del Norte ganaron en la categoría de mejor álbum norteño. El venezolano Gustavo Dudamel, director de la orquesta filarmónica de Los Ángeles, se hizo con el Grammy de interpretación orquestal por Brahms: Symphony No. 4, mientras que el difunto contrabajista cubano Cachao López y su The Last Mambo vencieron en el género de tropical latino. También ganador fue el argentino Jorge Calandrelli, que obtuvo su cuarto Grammy por los arreglos instrumentales para el acompañamiento vocal del tema Who Can I Turn To (When Nobody Needs Me) de Tony Bennett y Queen Latifah.
El veterano Tony Bennett consiguió el decimoséptimo gramófono dorado de su carrera gracias a su dueto con la difunta Amy Winehouse, que falleció en julio tras una ingestión masiva de alcohol y cuyos padres acudieron a la ceremonia. "Dios bendiga a Whitney Houston, Etta James y Amy Winehouse. Hay una hermosa banda de mujeres en el cielo", comentó el padre de la británica, Mitch Winehouse, junto a su esposa, Janis. "Nosotros no deberíamos estar aquí, sino nuestra hija", dijeron los padres de Amy al subir a recoger el Grammy con Bennett. "Amy está conmigo y siempre estará conmigo, con todos nosotros", dijo su madre.
La ceremonia tuvo momentos extravagantes, como la actuación de Nicki Minaj simulando un exorcismo y rodeada de un séquito disfrazado de sacerdotes, e instantes memorables, como el retorno de los Beach Boys, las colaboraciones sobre el escenario de Alicia Keys y Bonnie Raitt en homenaje a Etta James, o Rihanna con Coldplay, así como la improvisación a la guitarra de Paul McCartney, Bruce Springsteen y Dave Grohl de Foo Fighters para cerrar la gala.