Los objetivos no les encuentran muy a menudo y en esas raras ocasiones en que lo han hecho, no siempre han podido captar su verdadero rostro. Y es que, siguiendo los pasos de su famoso padre, los hijos de Michael Jackson salen a la calle con máscara. No se trata de una mascarilla quirúrgica como la que lleva el cantante, sino de caretas más propias del carnaval, con vistosos colores y plumas. Si el objetivo es pasar desapercibidos, estos accesorios no son de mucha ayuda aunque sí es cierto que evitan reconocer sus rasgos.
Quizá por un capricho o porque se les olvidó en ese momento, en una reciente visita con su padre a un estudio de Los Ángeles, Prince Michael I, de doce años, y Paris, de once, aparecieron con la cara descubierta. Como dos adolescentes normales, los niños caminaron junto al intérprete que sigue afincado en la ciudad americana preparando su macro gira de conciertos de este verano en Londres. La sorpresa duró poco sin embargo, ya que a la salida del edificio volvían a llevarlas. Sólo faltó Prince Michael II, a quien popularmente se conoce como Blanket, que es el único que no nació del matrimonio de Jackson con la enfermera Debbie Rowe (el propio cantante aseguró en una entrevista que los tres niños son biológicamente suyos, aunque para tener al pequeño recurrió a una madre de alquiler).
Desde que se anunciaron sus espectáculos, el entorno del cantante se ha esforzado en reiterar que este goza de buena salud y así, periódicamente, sus representantes salen al paso de los rumores que apuntan a que sufre una enfermedad grave –la última dolencia que se le ha adjudicado es cáncer de piel. Ajeno a comentarios y a la enorme expectación que su regreso a los escenarios ha generado, Michael sigue ensayando sus coreografías que prometen ser tan originales como el ya legendario moon-walk.
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