La presión de una fama tan repentina como meteórica ha podido con ella. Susan Boyle ingresó voluntariamente en una clínica londinense horas después de quedar segunda en la final del concurso Got Talent, con síntomas de agotamiento. La policía tuvo que acudir al hotel en el que se alojaba después de que la producción del programa les llamara. "A la policía se la llamó hacia las 18 horas (17 GMT) de ayer desde un hotel en el centro de Londres porque los médicos evaluaban a una mujer en virtud de la Ley de Salud Mental. La mujer fue llevada de manera voluntaria en ambulancia a la clínica. Por petición de los médicos, la policía acompañó a la ambulancia" indicaron fuentes de Scotland Yard.
La productora del concurso también explicó en un comunicado lo ocurrido: "Después del programa de la noche del sábado, Susan está exhausta y emocionalmente agotada. Su médico apoya su decisión de que se tome unos días de descanso". A sus 48 años, el nombre de una sencilla Susan Boyle, que vivía una existencia tranquila en un pueblo de Escocia, ya ha dado la vuelta al mundo. Entrevistas en las cadenas más importantes de la televisión mundial, millones de visitas a su actuación en Youtube y un futuro contrato discográfico han sido las claves que en el último mes le han cambiado la vida.
La presión de la fama
Sin embargo, un giro así, de 180 grados, le ha resultado, dicen, tan difícil de asimilar que incluso antes de que se celebrara la final ya hubo algunos que aseguraron que estaba a punto de tirar la toalla. No abandonó, se subió una vez más al escenario este fin de semana y cantó cómo sólo ella sabe, aunque no pudo ser. Su sueño de ganar, contra todo pronóstico, no se hizo realidad. Medio mundo contenía la respiración mientras se decidía la gran final del programa Britain's Got Talent. La concursante quedaba segunda y veía cómo se le escapaba su ilusión cuando el grupo de baile Diversity se alzaba con la victoria.
No obstante, la escocesa protagonizó una soberbia interpretación del tema I dreamed a dream, perteneciente a la banda sonora del musical Los Miserables, con el que se dio a conocer. "Han ganado los mejores", dijo tras conocer el resultado. En esta ocasión, esta cantante amateur de 48 años, escogió un vestido largo de color azul para presentarse en la "tarde más importante de mi vida", como ella misma la definió.
Y a pesar de que no consiguió atraer los votos del público, ya ha logrado una auténtica proeza siendo, como era, hasta el pasado abril, una desconocida. Más de 100 millones de personas se quedaron boquiabiertas con su armoniosa voz en Internet e incluso estrellas de la talla de Demi Moore o su marido, Ashton Kutcher, se emocionaron con sus magníficas cualidades vocales.
La inesperada derrota de Boyle ha hecho que sean ya muchos los que apunten a la posibilidad de que fueron las últimas informaciones vertidas acerca de la escocesa las que han ido en su perjuicio. Y es que este mismo fin de semana uno de los jueces de Britain' s Got Talent, Piers Morgan, daba a conocer a través de su página web la presión mediática a la que estaba sometida la concursante y que "se había pasado llorando los últimos días" e incluso, había amenazado con "tirar la toalla y no presentarse en la final del concurso". Aunque, finalmente, Susan reconoció que ésta era una gran oportunidad y que no iba a abandonar su sueño.