Hace semanas que Robbie Williams no pisa un escenario. La estrella del pop ha tomado la decisión de alejarse de los flashes y de la vida pública para perseguir lo que para muchos es una utopía, pero que a él le fascina: los ovnis. Con una imagen renovada, el pelo más largo y la barba, que llevó durante un tiempo, bien afeitada, Robbie salió a cenar con unos amigos por Los Ángeles. Una reaparición que coincide con las noticias sobre sus inmediatos proyectos.
Se dice que el intérprete, fascinado por el mundo de la ufología, ha pasado largos fines de semana acampando con sus amigos en bosques cercanos a Los Ángeles. Alejándose de las luces de la ciudad, puede ser más sencillo avistar alguno de esos objetos, según han explicado fuentes cercanas al intérprete. Se ha dicho además que estaría pensando en invertir más de tres millones de euros en la construcción de un centro, después de realizar varias visitas al Observatorio Nacional de Arizona, en Tucson, aunque esto no ha sido de momento confirmado.
Un artista con carácter
Después de dejar Take That, Robbie Williams se reveló como una de las figuras más carismáticas de la música británica. Sus trabajos en solitario, aderezados con la irreverencia de sus actuaciones y vídeoclips, lanzaron su nombre por medio mundo y llenaron su mansión de premios tan prestigiosos como los Grammy, los Brit o los MTV. La estrella no pudo escapar sin embargo de los peligros de la fama, que le llevaron hasta en dos ocasiones a un centro de desintoxicación. Su último trabajo discográfico fue Rudebox, publicado a finales del año 2006.