La nueva cita en los juzgados en el caso de custodia que enfrenta a Britney Spears y Kevin Federline ha provocado pocos cambios en la situación definida por el magistrado el pasado lunes. La cantante no ha recuperado la custodia de sus dos niños, aunque tendrá derecho a visitarlos, tal y como explicó el abogado de Kevin Federline, Mark Vincent Kaplan. El portavoz del juzgado, Allan Parachini, puntualizó que se tratará de visitas supervisadas y en días alternos. La pareja tendrá que comparecer de nuevo el próximo día 26 de octubre, fecha en la que se verán por primera vez cara a cara en los tribunales. Hasta el momento, sólo Kevin Federline ha tenido que presentarse en la sala, algo que ocurrió precisamente en esta última vista a la que llegó vestido con un traje azul y gafas oscuras -llevaba un parche en uno de sus ojos debido a que lo tiene irritado, según explico su abogado.
Antes de esta importante cita, Britney acudirá a los tribunales sola (el 10 de octubre) para enfrentarse a la acusación de conducir sin el permiso en regla, provocar un accidente y huir. Si fuera declarada culpable, se enfrentaría a una posible pena de cárcel y una multa. El hecho de que haya obtenido ya la licencia de conducir, algo que no tenía el lunes y también uno de los motivos por los que el juez le retiró temporalmente la custodia, no ha hecho cambiar de opinión al encargado del caso, Scott Gordon. El que además la artista no se haya sometido a los análisis de alcohol y drogas ordenados por el magistrado fue otra de las razones por las que de momento los niños viven con su padre, tal y como explicó el abogado de Britney, Sorrell Trope, el pasado lunes.
Ajenos a toda la polémica que se enfrenta a sus padres, Sean Preston, de dos años, y Jayden James, de uno, salieron a pasear con la niñera que su padre ha contratado. Los pequeños iban sentados en dos originales carritos con forma de coche empujados por la cuidadora que incluso, cogió una flor de un árbol para dársela como improvisado juguete a uno de los pequeños. Mientras se celebraba la sesión, Britney Spears almorzaba en uno de los lujosos hoteles de Beverly Hills, el Regent Beverly Wilshire.