Seguro que, cuando llegó al Principado de Mónaco, Charlene Wittstock tuvo cierto temor a no saber adecuarse al nivel de elegancia requerido y adoptado a lo largo de la historia por la casa real monegasca. Y es que, en primer lugar, se tendría que 'codear' con las princesas Carolina y Estefanía, ambas dignas herederas del legado de su madre, la siempre impecable Grace Kelly. Tres mujeres que, cada una a su estilo, han sabido hacerse un hueco más que reconocido dentro de las listas de las personalidades más elegantes del mundo.
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Pero, a medida de que su nombre se fue haciendo más y más presente en la crónica social monegasca, Charlene fue también destacando por ser una mujer de exquisita y cuidada elegancia. Así lo dejó más que claro durante los festejos nupciales de Victoria de Suecia y Daniel Westling, que se dieron el sí quiero el pasado 19 de junio de 2010; un preámbulo a la noticia de su compromiso con Alberto de Mónaco. Su nombre hace historia, pero ¿y su estilo? ¿Cómo es?
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Su pasado como nadadora de competición hace que Charlene Wittstock sea consciente de que posee un cuerpo atlético. Por eso, lo intenta estilizar apostando por vestidos que dejan los hombros al aire o que juegan con un solo tirante o las asimetrías; y con cortes que se entallan a la cintura. Además, complementa sus diseños con chales a juego. Con Giorgio Armani como uno de sus diseñadores de cabecera, el color gris y los tonos piedra se perfilan como los predominantes de su guardarropa. Por su parte, en el día a día, la futura esposa de Alberto de Mónaco apuesta por las chaquetas y abrigos de corte clásico y, en este caso, es el color negro quien gana la partida.